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miércoles, 22 de abril de 2015

Conoces los nombres...


Durante mi segundo semestre en la escuela de enfermería, nuestro profesor nos dio un examen sorpresa.

Leí rápidamente todas las preguntas, hasta que llegué a la última: “¿Cuál es el nombre de la mujer que limpia la escuela?”

Pensé que seguramente era una broma. Había visto muchas veces a la mujer que limpiaba la escuela. Era alta, cabello oscuro, como de cincuenta años, pero ¿como iba yo a saber su nombre?

Entregué mi examen, dejando la última pregunta en blanco. Antes de que terminara la clase, alguien le preguntó al profesor si la última pregunta contaría para la nota del examen. 
“Absolutamente”, dijo el profesor.

E indicó en sus carreras ustedes conocerán muchas personas, todas son significantes y merecen ser de vuestra atención, aun sólo si ustedes les sonríen y dicen “Hola”.

Yo nunca olvidé esa lección. También aprendí que su nombre era Dora.

….Y usted, ¿sabe el nombre de las personas que le sirven?

jueves, 16 de abril de 2015

En busca de la Pareja perfecta...

Erase una vez una muchacha de nombre Nadia, cuya belleza atraía a todos los que la conocían. A pesar de ello, Nadia se sentía muy sola. Tras la alegría del primer encuentro con sus pretendientes, les encontraba defectos. Entonces, sentía que su amor se marchitaba y seguía anhelando su ideal de pareja perfecta.
Un día, Nadia oyó hablar de un sabio que a todos conmovía con sus palabras. Aquella noche, decidió consultarle su problema.
“Tal vez -se decía- me pondrá en el camino de ese hombre ideal que sueño”.
A la mañana siguiente, llegó hasta él y, tras exponerle su mala suerte, le dijo:
– Necesito hallar la pareja perfecta. ¿Qué podéis decirme? Una persona como usted, sin duda, habrá encontrado la pareja perfecta.-
Aquel anciano, mirando a Nadia con brillo intenso en sus ojos, le dijo:
– Pasé mi juventud buscando a la mujer perfecta. En Egipto, encontré a una mujer bella e inteligente, pero era muy inconstante y egoísta. En Persia, conocí a una mujer que tenía un alma buena y generosa, pero no teníamos aficiones en común… Y así una mujer tras otra. Al principio, me parecía haber logrado “el gran encuentro”, pero, pasado un tiempo, descubría que faltaba algo que mi alma anhelaba. Fueron transcurriendo los años hasta que de pronto, un día…- dijo el anciano haciendo una emocionada pausa, -la vi, resplandeciente y bella. ¡Allí estaba la mujer que yo había buscado toda mi vida!-
-¿Y qué pasó? ¿Te casaste con ella?- replicó entusiasmada la joven Nadia.
– Al final… la unión no pudo llevarse a cabo.
-¿Por qué?, ¿por qué?-
– Porque al parecer– le dijo el anciano con un gran brillo en sus ojos, -ella buscaba la pareja perfecta…-

José María Doria, en su libro “Cuentos para aprender a aprender”.

La Vida es un Lienzo en Blanco


Pero después de todo, ¿no es la vida una desgracia?

Depende de ti. La vida en sí misma es un lienzo en blanco, se convierte en cualquier cosa que tú pintes en él. Puedes pintar infelicidad, puedes pintar felicidad.

Esta libertad es tu gloria.

Puedes usar esta libertad de tal forma que toda tu vida se convierta en un infierno, o de tal manera que tu vida se convierta en algo bello, en una bendición, en felicidad, en algo paradisíaco. Todo depende de ti. El hombre tiene toda la libertad.
Por eso hay tanta agonía, porque la gente es tonta y no sabe qué pintar en el lienzo.

Se te ha dejado que lo hagas tú: ésa es la gloria del hombre. Ese es uno de los mayores regalos que Dios te ha hecho. Ningún otro animal ha recibido el regalo de ser libre, todo animal recibe un programa ya fijado. Todos los animales excepto el hombre, están programados. Un perro está destinado a ser perro, y para siempre será un perro; no le es posible ser otra cosa, no hay libertad. Está intrínsecamente programado. El programa está ahí; simplemente seguirá el programa: será un perro. No hay elección para él, no tiene alternativas. Es una entidad absolutamente fija.

Excepto para el hombre, todo está programado. La rosa tiene que ser rosa, el loto tiene que ser loto, el pájaro tendrá alas, el animal caminará a cuatro patas.
El hombre es totalmente libre: ésa es la belleza del hombre, su gloria. El inmenso regalo de Dios es la libertad. Tú no fuiste programado, no llevas incorporado un programa fijo. Tienes que crearte a ti mismo, tienes que ser auto creativo. Así que todo depende de ti. Puedes convertirte en un Buda, en un Bahaudin, o puedes convertirte en un Adolfo Hitler, en un Benito Mussolini. Puedes convertirte en un asesino o en un meditador. Tú puedes elegir entre transformarte en un magnífico florecer de la consciencia, o convertirte en un robot.

Pero recuerda, tú eres el responsable y sólo tú, nadie más que tú.

Un optimista es un hombre que se acerca por la mañana a la ventana y dice:

“¡Buenos días, Dios!” Un pesimista es el que va a la ventana y dice: “¡Dios mío!
¿Ya es de día?”

Todo depende de ti. Es la misma mañana, quizás la misma ventana, quizás el pesimista y el optimista se alojan en el mismo cuarto, todo depende. ¡Pero qué diferencia cuando dices:”¡ Buenos días, Dios!” y cuando dices: ” ¡ Dios mío! ¿Ya es de día?”!

He oído una antigua parábola sufí.

Dos discípulos de un gran Maestro paseaban por el jardín de la casa del Maestro.

Se les permitía caminar por él cada día, mañana y tarde. Este paseo era una especie de meditación, una meditación caminando, tal como lo hace la gente zen.

No puedes estar sentado durante veinticuatro horas, las piernas necesitan un poco de movimiento, la sangre necesita algo de circulación, así que tanto en el zen como en el sufismo, se medita algunas horas sentado y luego se medita caminando. Pero la meditación continúa, caminando o sentado, la corriente interna sigue siendo la misma.

Ambos eran fumadores. Ambos querían pedirle al maestro permiso para fumar, así que los dos decidieron: “Mañana. A lo sumo dirá “no”, pero se lo preguntaremos.

De todos modos no parece que fumar en el jardín sea un sacrilegio; no estaremos fumando en su casa”.

Al día siguiente se encontraron en el jardín. Uno estaba furioso, furioso porque el otro estaba fumando, y le dijo: ,” ¿Qué pasó? Yo también se lo pregunté, pero sencilla y llanamente rehusó y dijo que no. ¿Y tú estás fumando? ¿No estás respetando sus órdenes?” El otro le contestó: “Es que a mí me dijo “sí”” Esto les pareció una injusticia. Y entonces dijo el primero dijo: “Iré inmediatamente a averiguar por qué a mí me dijo que no y a ti que sí”.

“Espera un minuto”, dijo el otro. “Por favor dime cómo se lo pediste”.

“¿Qué cómo se lo pedí? Le pedí algo muy simple: ¿Puedo fumar mientras medito?

Y él contestó: “¡No!”, y se le veía muy enojado”.

El otro empezó a reír y dijo: Ahora ya sé lo que pasó. Yo le pregunté: ¿Puedo meditar mientras fumo? , y él me dijo: “Sí” .

Todo depende. Sólo una pequeña diferencia y la vida se convierte en algo totalmente diferente. Ahora bien, hay una gran diferencia; preguntar, “¿Puedo fumar mientras medito?” es incorrecto feo, pero “¿Puedo meditar mientras fumo?”, está perfectamente bien. ¡Muy bien! Por lo menos estarás meditando.

La vida no es infelicidad ni felicidad. La vida es un lienzo en blanco y uno tiene que ser verdaderamente artista en este asunto.

Un vagabundo llamó a la puerta de una hostería llamada “Jorge y el Dragón”.

—¿Te sobraría un bocado para un pobre hombre?, le preguntó a la mujer que abrió la puerta.

—”¡No!” gritó ella, dando un portazo.

Unos minutos más tarde el vagabundo volvió a insistir.

La misma mujer abrió la puerta.

—¿Me podrías dar un bocado para comer?, dijo él.

—”¡Vete de ahí, inútil!” le gritó la mujer. “¡Y no se te ocurra volver nunca más!”

A los pocos minutos el vagabundo volvió a golpear la puerta. La mujer se asomó a la puerta.

—”Perdón”, dijo el vagabundo, “pero, ¿podría esta vez hablar con Jorge?”.

La vida es la posada llamada “Jorge y el Dragón”. También tú puedes pedir hablar con Jorge.

Osho


miércoles, 1 de abril de 2015

La Resiliencia


La resiliencia es una capacidad que nos permite afrontar las crisis o situaciones potencialmente traumáticas y salir fortalecidos de ellas.

La resiliencia implica reestructurar nuestros recursos psicológicos en función de las nuevas circunstancias y de nuestras necesidades. De esta manera, las personas resilientes no solo son capaces de sobreponerse a las adversidades que les ha tocado vivir, sino que van un paso más allá y utilizan esas situaciones para crecer y desarrollar al máximo su potencial.

Para las personas resilientes no existe una vida dura, sino momentos difíciles. 

La resiliencia es algo que todos  podemos desarrollar a lo largo de la vida.

Hay personas que son resilientes porque han tenido en sus padres o en alguien cercano un modelo de resiliencia a seguir, mientras que otras han encontrado el camino por sí solas. Esto nos indica que todos podemos ser resilientes, siempre y cuando cambiemos algunos de nuestros hábitos y creencias.

De hecho, las personas resilientes no nacen, se hacen, lo cual significa que han tenido que luchar contra situaciones adversas o que han probado varias veces el sabor del fracaso y no se han dado por vencidas. Al encontrarse al borde del abismo, han dado lo mejor de sí y han desarrollado las habilidades necesarias para enfrentar los diferentes retos de la vida.

Los beneficios de la resiliencia
Las personas más resilientes:

·       Tienen una mejor autoimagen
·       Se critican menos a sí mismas
·       Son más optimistas
·       Afrontan los retos
·       Son más sanas físicamente
·       Tienen más éxito en el trabajo o estudios
·       Están más satisfechas con sus relaciones
·       Están menos predispuestas a la depresión

Cómo conseguir ser más resilientes
· Intenta dar a los acontecimientos adversos la importancia justa: para ello no magnifiques los problemas y elimina de tu cabeza pensamientos catastróficos. Deja a un lado frases intranquilizadoras como “Y si…”, y céntrate en lo que está ocurriendo aquí y ahora.

·  Sé tú mismo quien decide sobre tu propia vida y tus emociones: intenta tomar decisiones de una manera racional dejando de lado la impulsividad. Cuando las cosas han ido mal no te tortures con los ‘por qué’ y céntrate en el ‘cómo superarlo o resolverlo’ en los casos en los que así se puede.

·  No te avergüences de sentir emociones negativas como el miedo, la ansiedad, la tristeza o la rabia. Sufrir ante situaciones adversas es sinónimo de salud mental.

·  Tú eres tu principal aliado: debes confiar en ti y en tus logros para automotivarte en las ocasiones en las que lo estás pasando mal.

·  Construye a lo largo de tu vida una adecuada red de personas (familia, amigos, etcétera) que te hagan sentir querida y segura. Las relaciones sociales positivas cumplen una función de apoyo social que amortigua el efecto de las emociones negativas y fortalecen tu resiliencia.

·   Involúcrate en los problemas de otras personas; ayúdalos y no te centres solo en ti mismo. Te ayudará a relativizar la realidad, crear lazos sociales y a sentirte bien.



Fuentes: 
Motivacion.about.com
Webconsultas.com

Feliz Día, Paz y Amor.

miércoles, 11 de marzo de 2015

La Vida es corta



La vida es tan corta que debemos aprovechar cada día para ser felices. John Powell, un profesor de Loyola University en Chicago, escribe sobre un estudiante de su clase de La Teología de la Fe llamado Tommy.

Hace unos doce años atrás, yo estaba de pie observando a mis estudiantes de la universidad mientras entraban al salón para nuestra primera sesión de Teología de la Fe.
- Ése fue el primer día que vi a Tommy.

Tommy estaba peinando su larga cabellera rubia, que caía 6 pulgadas por debajo de sus hombros. Como ese día no estaba preparado para ello, mis emociones se alteraron y de inmediato catalogué a Tommy bajo "extraño... Muy extraño".

Tommy resultó ser el "ateo de la clase" en mi curso de Teología de la Fe.

Él objetaba constantemente, sonriendo sarcásticamente sobre la posibilidad de un Dios/Padre que nos ama incondicionalmente.

Cuando al terminar el curso vino a entregar su examen final, me preguntó en un tono algo cínico:
- ¿Cree usted que alguna vez encontraré a Dios?

Inmediatamente decidí usar un poquito de la técnica de la terapia de shock.
- ¡No!, le dije muy enfáticamente.

- ¿Por qué no?, me respondió, yo creía que ése era el producto que usted estaba vendiendo.

Dejé que estuviese a unos cinco pasos de la puerta del salón y alcé mi voz para decirle:
- ¡Tommy! Creo que tú nunca encontrarás a Dios... Pero estoy absolutamente seguro de que Él te encontrará a ti.

Él se escogió de hombros y salió de mi clase y de mi vida.

Yo me quedé algo frustrado por el hecho de que no había captado mi ingeniosa observación:

"¡Él te encontrará a ti!", por lo menos yo pensaba que había sido ingeniosa...

Un tiempo después me enteré que Tommy se había graduado y me dio el debido gusto.

Más adelante me llegó una triste noticia, supe que Tommy padecía de un cáncer terminal.

Antes de que yo pudiera salir a buscarlo, él vino a verme.

Cuando entró en mi oficina lucía demacrado y su larga cabellera había desaparecido debido a la quimioterapia.

Pero sus ojos brillaban y su voz tenía una firmeza que no tenía antes.

- Tommy, he pensado mucho en ti... Oí que estás enfermo, le dije en un tono casual.
- Oh, sí, muy enfermo, me respondió, tengo cáncer en ambos pulmones. Es cuestión de semanas.

- Tom, ¿puedes hablar sobre eso?, le pregunté.

- Por supuesto, ¿qué quiere saber?, me contestó.

- ¿Qué se siente tener solo 24 años y estar muriendo?, le dije.

- Bueno, podría ser peor.

- ¿Peor, cómo qué?

- Bueno, como llegar a los cincuenta años sin tener valores o ideales; o llegar a los cincuenta creyendo que beber, seducir mujeres y hacer dinero son "lo máximo" de la vida.

Antes había clasificado a Tommy bajo: de extraño...

Parece ser como si a todo aquel que yo rechazara mediante mi propia calificación, Dios lo devolviera a mi vida para que me educara.

- Pero por lo que en realidad vine a verlo es por algo que usted me dijo el último día de clases. (¡Se acordó!)

- Él continúo diciendo:

- Yo le pregunté si usted creía que yo llegaría alguna vez a encontrar a Dios. Usted me dijo que ¡No!, cosa que me sorprendió mucho. Entonces usted dijo:
- "Pero Él te encontrará a ti".

Estuve pensando mucho en eso, aunque no se puede decir que mi búsqueda era muy intensa en aquel entonces.

Pero cuando los doctores removieron el tumor que tenía en la ingle y me dijeron que era maligno, ahí fue que empecé a buscar seriamente a Dios.

Y cuando el cáncer se regó a mis órganos vitales, de verás que empecé a golpear fuertemente con mis puños las puertas del Cielo... pero Dios no salió. De hecho, no pasó nada.

¿Alguna vez ha tratado de hacer algo con mucho esfuerzo sin obtener ningún resultado? Uno se harta psicológicamente, se aburre de tratar y tratar y tratar... y eventualmente, uno de tratar.

Bueno, pues un día me desperté y en lugar de estar lanzando mis reclamos inútiles por encima de ese muro de ladrillos a un Dios que posiblemente no estuviera ahí, me rendí...

Decidí que en realidad no me importaba Dios, ni una vida después de la muerte, ni nada que se le pareciera.

Decidí pasar el tiempo que me quedara haciendo algo más provechoso.

Pensé en usted y en su clase y recordé otra cosa que usted nos había dicho: "La mayor tristeza es pasarse la vida sin amar. Pero sería igualmente triste pasar por la vida e irse sin nunca haberle dicho a los que uno ama, que los ama".

Así que empecé por el más difícil, mi padre.
Él estaba leyendo el periódico cuando me le acerqué.
- Papá...
- ¿Qué?, preguntó sin quitar sus ojos del periódico.
- Papá, quisiera hablar contigo.
- Bueno, habla
- Papá... es algo verdaderamente importante.

Bajó el periódico lentamente, ¿De qué se trata?

- Papá, yo te amo. Sólo quería que lo supieras... (Tom me sonrió mientras me contaba con satisfacción, como si sintiera un gozo cálido y secreto, que fluía a través de su interior.)

Entonces mi padre hizo dos cosas que no recuerdo que hubiese hecho antes.

Él lloró y me abrazó. Estuvimos hablando toda la noche, aunque él tenía que ir a trabajar al día siguiente... Me sentí tan bien de estar cerca de mi padre, de ver sus lágrimas, de sentir su abrazo y de oírle decir que me amaba.

Fue más fácil con mi madre y con mi hermano pequeño. También ellos lloraron conmigo y nos abrazamos y nos dijimos cosas bonitas los unos a los otros.

Compartimos las cosas que habíamos guardado en secreto por tantos años. Sólo me arrepiento de una cosa... de haber esperado tanto tiempo!!!

Ahí estaba, comenzando a abrirme a todas las personas que siempre habían estado tan cerca de mí.

Entonces, un día me volteé ¡y ahí estaba Dios!

No vino a mí cuando yo se lo rogaba.

Me imagino que yo me portaba como un entrenador de animales aguantando el aro para que saltaran:

¡Vamos, salta! Te doy tres días, tres semanas."

Aparentemente Dios hace las cosas as manera y a su hora.

Pero lo importante es que Él estaba ahí.
¡Me había encontrado! Usted tenía razón, me encontró aún después de que yo dejé de buscarlo.

- Tom, le dije casi sin aliento, yo creo que estás diciendo algo muy importante y más universal de lo que tú te puedas imaginar.
Por lo menos para mí, lo que estás diciendo es que la forma más segura de encontrar a Dios: Es la de no hacerlo una posesión particular, un solucionador de problemas, un consuelo instantáneo en tiempos de necesidad... sino abrirse al amor!!!

Sabes, el apóstol Juan dijo eso, él dijo: "Dios es Amor y quien permanece en el amor permanece en Dios y Dios en él"

- Tom, ¿podría pedirte un favor?, pregunté. Fíjate, cuando te tenía en mi clase eras una verdadera molestia, pero (riendo) ahora puedes compensarme por todo...

¿Vendrías a mi curso de Teología de la Fe y les contarías lo que acabas de contarme? Si yo se los dijera, no tendría el mismo impacto que puede tener al contárselo tú.

- Oohh. Yo estaba listo para usted, pero no sé si estoy listo para su clase.

- Piénsalo, Tom y si te sientes listo, llámame.

- Tom me llamó a los pocos días y me dijo que estaba listo para la clase, que él quería hacer eso por Dios y por mí.

Así que hicimos la cita, pero Tom nunca pudo llegar... Él tenía una cita mucho más importante que la mía y mi clase.

Por supuesto que su vida no terminó con la muerte, sólo cambió.

Él dio el gran salto de la fe a la visión.

Él encontró una vida más hermosa que todo lo que ha visto el ojo humano o que el oído humano haya escuchado o que la mente del ser humano jamás se haya imaginado.

Antes de que él muriera, hablamos una última vez.

- No voy a poder llegar a su clase", me dijo.

- Lo sé, Tom.

- ¿Les dirá usted por mí? ¿Les dirá al mundo entero por mí?

- Sí.

- Tom, les diré. Haré lo mejor que pueda.

Así que a todos ustedes que han tenido la bondad de leer esta simple historia sobre el amor de Dios, gracias por el tiempo.

Y a ti, Tommy, en los brillantes y verdes cerros del Cielo, se los dije lo mejor que pude...

DIOS SIEMPRE ESTA CON NOSOTROS

Muchas gracias, Rev. John Powell

Profesor de Loyola University, Chicago.