La resiliencia es una
capacidad que nos permite afrontar las crisis o situaciones potencialmente traumáticas y salir fortalecidos
de ellas.
La
resiliencia implica reestructurar nuestros recursos psicológicos en función de
las nuevas circunstancias y de nuestras necesidades. De esta manera, las
personas resilientes no solo son capaces de sobreponerse a las adversidades que
les ha tocado vivir, sino que van un paso más allá y utilizan esas situaciones
para crecer y desarrollar al máximo su potencial.
Para las personas resilientes no existe una vida dura, sino momentos
difíciles.
La
resiliencia es algo que todos podemos desarrollar a lo largo de la vida.
Hay personas que son resilientes porque han tenido en sus
padres o en alguien cercano un modelo de resiliencia a seguir, mientras que
otras han encontrado el camino por sí solas. Esto nos indica que todos podemos
ser resilientes, siempre y cuando cambiemos algunos de nuestros hábitos y
creencias.
De hecho, las personas resilientes no
nacen, se hacen, lo cual
significa que han tenido que luchar contra situaciones adversas o que han
probado varias veces el sabor del fracaso y no se han dado por vencidas. Al
encontrarse al borde del abismo, han dado lo mejor de sí y han desarrollado las
habilidades necesarias para enfrentar los diferentes retos de la vida.
Los beneficios de la resiliencia
Las personas más resilientes:
·
Tienen
una mejor autoimagen
·
Se
critican menos a sí mismas
·
Son más
optimistas
·
Afrontan
los retos
·
Son más
sanas físicamente
·
Tienen
más éxito en
el trabajo o estudios
·
Están más
satisfechas con sus relaciones
·
Están
menos predispuestas a la depresión
Cómo conseguir ser más
resilientes
· Intenta dar a los acontecimientos
adversos la importancia justa: para ello no magnifiques los problemas y elimina
de tu cabeza pensamientos catastróficos. Deja a un lado frases
intranquilizadoras como “Y si…”, y céntrate en lo que está ocurriendo aquí y
ahora.
· Sé tú
mismo quien decide sobre tu propia vida y tus emociones: intenta tomar
decisiones de una manera racional dejando de lado la
impulsividad. Cuando las cosas han ido mal no te tortures con los ‘por qué’ y
céntrate en el ‘cómo superarlo o resolverlo’ en los casos en los que así se
puede.
· No te
avergüences de sentir emociones negativas como el miedo, la ansiedad,
la tristeza o la rabia. Sufrir ante situaciones adversas es sinónimo de salud
mental.
· Tú eres
tu principal aliado: debes confiar en ti y en tus logros para automotivarte en
las ocasiones en las que lo estás pasando mal.
· Construye a lo largo de tu vida
una adecuada red de personas (familia, amigos, etcétera) que te hagan sentir
querida y segura. Las relaciones sociales positivas cumplen una función de
apoyo social que amortigua el efecto de las emociones negativas y fortalecen tu
resiliencia.
· Involúcrate en los problemas de
otras personas; ayúdalos y no te centres solo en ti mismo. Te ayudará a
relativizar la realidad, crear lazos sociales y a sentirte bien.
Fuentes:
Motivacion.about.com
Webconsultas.com
Feliz Día, Paz y Amor.
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