lunes, 23 de marzo de 2015

Las Emociones y su efecto en el Cuerpo


 El cuerpo es  como una esponja: además de absorber los nutrientes y energía de los alimentos, también es muy susceptible a almacenar la forma en como sentimos la vida. El enojo es una emoción de resistencia, de control. Se puede manifestar de muchas formas: cuando somos intolerantes, desesperados, tenemos sentimientos de violencia o de venganza.

Para no ir más lejos, biológicamente podemos sentir los efectos evidentes de la emoción en nuestro cuerpo si nos observamos.
Cuando estamos muy enfadados:
·           Todo el cuerpo se tensa
·           La sangre circula más lento
·           Los músculos y articulaciones se engarrotan
·           Se altera y rompe su equilibrio el sistema cardiovascular, hormonal y nervioso
·           La presión arterial se desequilibra y hay un aumento descontrolado en la frecuencia cardíaca y en la testosterona
·      Se altera la actividad cerebral, especialmente los lóbulos frontal y temporal, de una forma negativa
·           La bilis se derrama dentro del cuerpo, la sangre se envía a la periferia dejando a órganos importantes sin sangre.

Aunado a los síntomas antes descritos si le agregamos los que produce el miedo o la tensión, por ejemplo, que aunque son muy similares,  son muchas veces más acentuados, nuestro sistema colapsaría.
En realidad no es que esté mal enfadarse o sentir miedo, ansiedad, etc. El problema es que, como no sabemos qué hacer con lo que sentimos, muchas veces guardamos el enojo, la ira, o lo disfrazamos u ocultamos, así como el miedo y la tensión.
El cuerpo refleja tarde o temprano todo lo que hemos sentido por dentro: si has estado tenso, por ejemplo, o has querido controlar frecuentemente las situaciones o a las personas, entonces lo más probable es que tus articulaciones, por ejemplo, padezcan de endurecimiento y dolor ¡están cansadas y agotadas de estar bajo una severa tensión! 
Así mismo, si las emociones que predominan en tu vida son, por ejemplo, de incertidumbre o miedo, lo más seguro es que padezcas de gastrítis o problemas del estómago o intestinales, o podría degenerar en problemas de vista o nerviosos. 
La decepción o desilusión, por otro lado, pueden degenerar en diabetes, lupus, o anemia e incluso infecciones severas.
La tensión y el agotamiento de sentir la vida se guarda como piedritas en el almacén de nuestro cuerpo. Incluso aquellas emociones que creemos olvidadas de tiempo atrás, muchas veces aún siguen ahí, creando tensión y dolor emocional en nuestras vidas.
Es por eso la importancia de comprender lo que sentimos. Muchas veces vivimos tan deprisa que no nos damos el tiempo de asimilar lo que sentimos y vivimos, evadimos los mensajes tan valiosos que nos quieren dar las emociones, las cuales lo único que quieren es llevarnos a que nos conozcamos y nos comprendamos mejor como seres humanos.

Fuente: La Web





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