sábado, 2 de mayo de 2015

La Roca


Un hombre dormía en su cabaña cuando de repente una luz iluminó la habitación y apareció Dios.
El Señor le dijo que tenía un trabajo para él y le enseñó una gran roca frente a la cabaña.
Le explicó que debía empujar la piedra con todas sus fuerzas.
El hombre hizo lo que el Señor le pidió.
Por muchos años, día a día, desde que salía el sol hasta el ocaso, el hombre empujaba la fría piedra con todas sus fuerzas… y ésta no se movía.
Todas las noches el hombre regresaba a su cabaña muy cansado y sintiendo que todos sus esfuerzos eran en vano.
Como el hombre empezó a sentirse frustrado, Satanás decidió entrar en el juego trayendo pensamientos a su mente:
“Has estado empujando esa roca por mucho tiempo, y no se ha movido” Le dio al hombre la impresión que la tarea haz que le había sido encomendada era imposible de realizar y que él era un fracaso.
Estos pensamientos incrementaron su sentimiento de frustración y desilusión.
Satanás le dijo:
“¿Por qué esforzarte todo el día en esta tarea imposible? Sólo haz un mínimo esfuerzo y será suficiente”
El hombre pensó en poner en práctica esto pero antes decidió elevar una oración al Señor y confesarle sus sentimientos:
“Señor, he trabajado duro por mucho tiempo a tu servicio. He empleado toda mi fuerza para conseguir lo que me pediste, pero aun así, no he podido mover la roca ni un milímetro ¿Qué pasa? ¿Por qué he fracasado? ”
El Señor le respondió con compasión y ternura:
“Querido amigo, cuando te pedí que me sirvieras y tú aceptaste te dije que tu tarea era empujar contra la roca con todas tus fuerzas, y lo has hecho. Nunca dije que esperaba que la movieras"
Tu tarea era empujar. Ahora vienes a mí sin fuerzas a decirme que has fracasado, pero, ¿en realidad fracasaste?
Mírate ahora, tus brazos están fuertes y musculosos, tu espalda fuerte y bronceada, tus manos callosas por la constante presión, tus piernas se han vuelto duras.
A pesar de la adversidad has crecido mucho y tus habilidades ahora son mayores que las que tuviste alguna vez.
Cierto, no has movido la roca pero tu misión era empujar y confiar en mí.
Eso lo has conseguido. Ahora, querido amigo, Yo moveré la roca

Autor Desconocido

viernes, 1 de mayo de 2015

El Espejo de Matsuyama


En Matsuyama, lugar remoto de la provincia japonesa de Echigo, vivía un matrimonio de jóvenes campesinos que tenían como centro y alegría de sus vidas a su pequeña hija.

Un día el marido tuvo que viajar a la capital para resolver unos asuntos. Ante el temor de su mujer por viaje tan largo y a un mundo tan desconocido, la consoló con la promesa de regresar lo antes posible y de traerle, a ella y a su hijita, hermosos regalos.

Después de una larga temporada, que a la esposa se le hizo eterna, vio por fin a su esposo de vuelta a casa y pudo oír de sus labios lo que le había sucedido y las cosas extraordinarias que había visto, mientras que la niña jugaba feliz con los juguetes que su padre le había comprado.

-Para ti - le dijo el marido a su mujer- te he traído un regalo muy extraño que sé que te va a sorprender. Míralo y dime qué ves dentro.

Era un objeto redondo, blanco por un lado, con adornos de pájaros y flores, y  por el otro muy brillante y terso. Al mirarlo, la mujer, que nunca había visto un espejo, quedó fascinada y sorprendida al contemplar a una joven y alegre muchacha a la que no conocía. El marido se echó a reír al ver la cara de sorpresa de su esposa.

-¿Qué ves? -le preguntó con guasa.

-Veo a una hermosa joven que me mira y mueve los labios como si quisiera hablarme.

-Querida -le dijo el marido-, lo que ves es tu propia cara reflejada en esa lámina de cristal. Se llama espejo y en la ciudad es un objeto muy corriente.

La mujer quedó encantada con aquel maravilloso regalo; lo guardó con sumo cuidado en una cajita y sólo, de vez en cuando, lo sacaba para contemplarse.

Pasaba el tiempo y aquella familia vivía cada día más feliz. La niña se había convertido en una linda muchacha, buena y cariñosa, que cada vez se parecía más a su madre; pero ella nunca le enseñó ni le habló del espejo para que no se vanagloriase de su propia hermosura. De esta manera, hasta el padre se olvidó de aquel espejo tan bien guardado y escondido.

Un día, la madre enfermó y a pesar de los cuidados de padre e hija, fue empeorando, de manera que ella misma comprendió que la muerte se le acercaba. Entonces, llamó a su hija, le pidió que le trajera la caja en donde guardaba el espejo, y le dijo:

-Hija mía, sé que pronto voy a morir, pero no te entristezcas. Cuando ya no esté con ustedes, prométeme que mirarás en este espejo todos los días. Me verás en él y te darás cuenta de que, aunque desde muy lejos, siempre estaré velando por ti.

Al morir la madre, la muchacha abrió la caja del espejo y cada día, como se lo había prometido, lo miraba y en él veía la cara de su madre, tan hermosa y sonriente como antes de la enfermedad.

Con ella hablaba y a ella le confiaba sus penas y sus alegrías; y aunque su madre no le decía ni una palabra, siempre le parecía que estaba cercana, atenta y comprensiva.

Un día el padre la vio delante del espejo, como si conversara con él. Y ante su sorpresa, la muchacha contestó:

-Padre, todos los días miro en este espejo y veo a mi querida madre y hablo con ella.

Y le contó el regalo y el ruego que su madre la había hecho antes de morir, lo que ella no había dejado de cumplir ni un solo día.

El padre quedó tan impresionado y emocionado que nunca se atrevió a decirle que lo que contemplaba todos los días en el espejo era ella misma y que, tal vez por la fuerza del amor, se había convertido en la fiel imagen del hermoso rostro de su madre.


Anónimo Japonés

jueves, 30 de abril de 2015

Donación de Sangre

Hace muchos años, cuando trabajaba como voluntario en un Hospital, conocí a una niña que sufría una extraña enfermedad. 

La única oportunidad de recuperarse aparentemente era una transfusión de sangre de su hermano de 5 años, quién había sobrevivido milagrosamente a la misma enfermedad y había desarrollado los anticuerpos necesarios para combatirla.

El medico explicó la situación al hermano de la pequeña, y le preguntó si estaría dispuesto a dar sangre a su hermana. Lo vi dudar por un momento antes de hacer un gran suspiro y decir:

- Sí, lo haré, si esto la salva.

Mientras la transfusión continuaba, él estaba estirado en una cama junto a la de su hermana, y sonreía mientras nosotros los asistíamos y veía devolver el color a las mejillas de la niña. 

En un determinado momento la cara del niño se puso pálida y su sonrisa desapareció. Miró el doctor y le preguntó con voz temblorosa:

- ¿A qué hora empezaré a morirme?

Siendo sólo un niño, no había comprendido la explicación del doctor: Él pensaba que le daría toda su sangre a su hermana, y entonces moriría.

Que tengas un hermoso día, paz y amor.


El Anillo


-Vengo, maestro, porque me siento tan poca cosa que no tengo fuerzas para hacer nada. 

Me dicen que no sirvo, que no hago nada bien, que soy torpe y bastante tonto.

¿Cómo puedo mejorar?

¿Qué puedo hacer para que me valoren más?

El maestro sin mirarlo, le dijo: 

-Cuánto lo siento muchacho, no puedo ayudarte debo resolver primero mi propio problema. Quizás después... 

- y haciendo una pausa agregó:

- Si quisieras ayudarme tú a mí, yo podría resolver este problema con más rapidez y después tal vez te pueda ayudar.

- E... encantado, maestro, titubeó el joven, pero sintió que otra vez era desvalorizado, y sus necesidades postergadas.

- Bien, asintió el maestro. 
Se quitó un anillo que llevaba en el dedo pequeño y dándoselo al muchacho, agregó


- Toma el caballo que está allí afuera y cabalga hasta el mercado. Debo vender este anillo porque tengo que pagar una deuda. Es necesario que obtengas por él la mayor suma posible, pero no aceptes menos de una moneda de oro. Ve y regresa con esa moneda lo más rápido que puedas.

El joven tomó el anillo y partió. Apenas llegó empezó a ofrecer el anillo a los mercaderes.

Estos lo miraban con algún interés, hasta que el joven decía lo que pretendía por el anillo. 

Cuando el joven mencionaba la moneda de oro, algunos reían, otros le daban vuelta la cara y sólo un viejito fue tan amable como para tomarse la molestia de explicarle que una moneda de oro era muy valiosa para entregarla a cambio de un anillo.

En afán de ayudar, alguien le ofreció una moneda de plata y un cacharro de cobre, pero el joven tenía instrucciones de no aceptar menos de una moneda de oro y rechazó la oferta.

Después de ofrecer su joya a toda persona que se cruzaba en el mercado - más de cien personas - y abatido por su fracaso, montó su caballo y regresó. 

Cuánto hubiera deseado el joven tener él mismo esa moneda de oro. Podría entonces habérsela entregado él mismo al maestro para liberarlo de su preocupación y recibir entonces su consejo y ayuda. Entró en la habitación.

- Maestro - dijo


- lo siento, no se puede conseguir lo que me pediste. Quizás pudiera conseguir dos o tres monedas de plata, pero no creo que yo pueda engañar a nadie respecto del verdadero valor del anillo.

- Qué importante lo que dijiste, joven amigo - contestó sonriente el maestro.

- Debemos saber primero el verdadero valor del anillo. 

Vuelve a montar y vete al joyero. ¿Quién mejor que él para saberlo? 

Dile que quisieras vender el anillo y pregúntale cuánto te da por él. 

Pero no importa lo que ofrezca, no se lo vendas. Vuelve aquí con mi anillo.

El joven volvió a cabalgar. El joyero examinó el anillo a la luz del candil con su lupa, lo pesó y luego le dijo: 

- Dile al maestro, muchacho, que si lo quiere vender ya, no puedo darle más que 58 monedas de oro por su anillo.

- 58 monedas!!! Exclamó el joven.

- Sí, replicó el joyero - yo sé que con tiempo podríamos obtener por él cerca de 70 monedas, pero no sé... si la venta es urgente...

El joven corrió emocionado a la casa del maestro a contarle lo sucedido.

- Siéntate - dijo el maestro después de escucharlo.


- Tú eres como este anillo: una joya, valiosa y única. Y como tal, sólo puede valorarte verdaderamente un experto. 

¿Qué haces por la vida pretendiendo que cualquiera descubra tu verdadero valor? Y diciendo esto, volvio a su trabajo.


Autor:Jorge Bucay

La Moringa

La planta Moringa (Moringa Oleifera), es una de las más beneficiosas se conoce como el árbol de la vida por sus beneficios en el cuerpo humano, existe 13 especies dentro de su género, es originaria del norte de África y de la India, algunas especies se encuentran en Nicaragua, Brasil, España, Venezuela, etc.

Los beneficios de la Moringa son diversos, todas las partes de la planta son comestibles, desde su raíz hasta las semillas de su fruta.

Las hojas de la Moringa poseen una gran cantidad de propiedades debido a sus proteínas; minerales como hierro, fósforo, potasio, calcio y ácidos grasos esenciales; vitaminas A, C y parte del complejo B.

Según estudios realizados las hojas de la Moringa poseen:

-     18 Aminoácidos.

-     Más Potasio que los plátanos, el cual auxilia la regulación del balance del agua en la sangre y en los tejidos del cuerpo. Ayuda en el crecimiento normal del cuerpo en el desarrollo de los músculos.

-     Vitamina C, su contenido es superior al de Naranja. Éste contribuye a alejar los resfriados y la gripe.

-     Vitamina A, más que las zanahorias.

-     17 veces más Calcio que la Leche, éste es uno de los minerales más importantes para el crecimiento, el mantenimiento y la reproducción del cuerpo. La coagulación de la sangre, la transmisión de los impulsos de los nervios, contracción y relajación de los músculos, latido normal del corazón, estimulación de la secreción de hormonas y activación de la reacción de las enzimas. Reconstruye huesos frágiles

-     23 veces más Hierro que las Espinacas, el cual ayuda en la formación de hemoglobina y mioglobina, los cuales llevan el oxígeno a la sangre y los músculos. Mejorar la agilidad mental ya que aumenta el abastecimiento del oxígeno hacia el cerebro.

-     46 antioxidantes, éstos proporcionan los átomos libres que el cuerpo necesita y reducen el efecto de los Radicales Libres. Los antioxidantes ayudan a la prevención de formaciones malignas.

Una pequeña cantidad de las hojas de la Moringa, aportan el 23% del valor diario recomendado de consumo de vitamina A y hasta el 18% de vitamina C. 

Las hojas de la Moringa se pueden ingerir crudas puesto que pueden ser tratadas como vegetales, convirtiéndose así en un ingrediente muy nutritivo en ensaladas.

Las hojas preparadas como cataplasma se pueden colocar sobre las sienes para mejorar los dolores de cabeza, así como en daños en la piel. Posee propiedades analgésicas.

El extracto de hoja de Moringa es eficaz para controlar el crecimiento de los hongos en el organismo, ya que contiene gran cantidad de Pterygospermin, tiene una gran acción anti-fúngica. Este mismo componente ayuda a inhiben varias bacterias patógenas tales como el Escherichia coli, Staphylococcus aureus, etc.

Las raíces de la Moringa son amargas, se muelen para hacer infusiones como estimulante para epilépticos, como diurético, y para enfermos del pulmón como expectorante. La raíz puede ser utilizada en sopas y jugos. Utilizada sobre la piel actúa como desinflamante.

La raíz se utiliza también para preparar aceite, su uso es externo contra afecciones de la piel. Se utiliza contra picaduras de insectos, para el pie de atleta, contra la Caspa, para eliminar verrugas, y contra la gingivitis (encías inflamadas).

La raíz de moringa no debe ingerirse ya que puede contener sustancias tóxicas. En algunas bibliografías indica su consumo, es caso de hacerlo debe ser mínima la cantidad y en periodos esparcidos.

Con la flor de la Moringa se preparan tés utilizados en resfriados, y para mejorar el sueño.

La Moringa es excelente contra el estreñimiento crónico.

Las semillas de la Moringa se sacan de la vaina, se pueden ingerir curdas o tostadas. Los granos de semilla de Moringa tienen muchas propiedades que se asemejan mucho a la efedrina, sustancia que se utiliza para el tratamiento del asma. La Moringa relaja los bronquiolos, y disminuye la gravedad de los síntomas del asma mejorando las funciones respiratorias.


La Moringa está contraindica para as mujeres embarazadas o lactando no deben utilizar moringa, ya que podría producir contracciones uterinas y aumentar el riesgo de aborto involuntario. Durante la lactancia se debe evitar porque no hay suficiente información para conocer con exactitud si es segura para tu bebé.

La lección de la Mariposa


Un día, una pequeña abertura apareció en un capullo. Un hombre se sentó junto a él y observó durante varias horas cómo la mariposa se esforzaba tratando de que su cuerpo pasase a través de aquel pequeño agujero.


Le pareció que ella sola ya no lograría ningún progreso. Parecía que había hecho todo lo que podía, pero no conseguí agrandarlo.

Entonces el hombre decidió ayudar a la mariposa: tomó unas tijeras y cortó el resto del capullo.

La mariposa entonces, salió fácilmente. Pero su cuerpo estaba atrofiado, era pequeño y tenía las alas aplastadas.

El hombre continuó observándola porque él esperaba que, en cualquier momento, las alas se abrieran, y se agitaran, y serían capaces de soportar el cuerpo, que a su vez se iría fortaleciendo.

Pero nada de eso ocurrió.

La realidad es que la mariposa pasó el resto de su vida arrastrándose con un cuerpo deforme y unas alas atrofiadas. Nunca fue capaz de volar.

Lo que aquel hombre no comprendió, a pesar de su gentileza y su voluntad de ayudar, era que aquel capullo apretado que observaba aquel día, y el esfuerzo necesario para que la mariposa pasara a través de esa pequeña abertura, era el modo por el cual la naturaleza hacía que la salida de fluidos desde el cuerpo de la mariposa llegara a las alas, de manera que fuera capaz de volar una vez libre del capullo.

En su afán de ayudar, de evitar un esfuerzo, o un sufrimiento, la había dejado lisiada para toda la vida.

A veces en las cosas rutinarias nos pasa lo mismo, queremos ayudar y en su lugar entorpecemos...


miércoles, 29 de abril de 2015

El Mantel


El nuevo Sacerdote, recién asignado a su primer ministerio para reabrir una iglesia en los suburbios de Brooklyn, New York, llegó a comienzos de octubre entusiasmado con su primera oportunidad.

Cuando vio la iglesia se encontró con que estaba en pésimas condiciones y requería de mucho trabajo de reparación.  Se fijó la meta de tener todo listo a tiempo para oficiar su primer servicio en la Nochebuena.

Trabajó arduamente, reparando los bancos, empañetando las paredes, pintando, etc., y para el 18 de diciembre ya habían concluido con casi todos los trabajos, adelantándose a la meta trazada.

El 19 de diciembre cayó una terrible tempestad que azotó el área por dos días completos.

El día 21 el sacerdote fue a ver la iglesia. Su corazón se contrajo cuando vio que el agua se había filtrado a través del techo, causando que una área considerable de pañete, de unos 20 pies por 8 pies cayó de la pared frontal del santuario, exactamente detrás del pulpito, dejando un hueco que empezaba como a la altura de la cabeza.

El sacerdote limpió el desastre en el piso, y no sabiendo que mas hacer sino posponer el servicio de Nochebuena, salió para su casa.

En el camino notó que una tienda local estaba llevando a cabo una venta del tipo "mercado de pulgas", con fines caritativos, y decidió entrar.
Uno de los artículos era un hermoso mantel hecho a mano, color hueso,  con un trabajo exquisito de aplicaciones, bellos colores y una cruz bordada en el centro.

Era justamente el tamaño adecuado para cubrir el hueco en la pared frontal.

Lo compró y volvió atrás camino a la iglesia. 
Ya para ese entonces había comenzado a nevar. Una mujer mayor iba corriendo desde la dirección opuesta tratando de alcanzar el autobús, pero finalmente lo perdió. El sacerdote la invitó a esperar en la iglesia donde había calefacción, por el próximo autobús que tardaría 45 minutos mas en llegar.

La señora se sentó en el banco sin prestar atención al pastor mientras, este buscaba una escalera, ganchos, etc., para colocar el mantel como tapiz  en la pared. El sacerdote apenas podía creer lo hermoso que lucía y como cubría todo el área de problema.

Entonces el miró a la mujer que venía caminando hacia abajo, desde el pasillo del centro.
Su cara estaba blanca como una hoja de papel.

"Padre, ¿Donde consiguió ud. Ese mantel?

" El padre le explicó.

La mujer le pidió revisar la esquina inferior derecha para ver si las iniciales EGB aparecían bordadas allí.

Si estaban...

Estas eran las iniciales de la mujer y ella había hecho ese mantel 35 años atrás, en Austria.
La mujer apenas podía creerlo cuando el pastor le contó como acababa de obtener el mantel.

La mujer le explicó que antes de la guerra ella y su esposo tenían una posición económica holgada en Austria. Cuando los Nazis llegaron, la forzaron a irse. Su esposo debía seguirla la semana siguiente.

Ella fue capturada, enviada a prisión y nunca volvió a ver a su esposo ni su casa.

El pastor la llevó en el carro hasta su casa y ofreció regalarle el mantel, pero ella lo rechazó diciéndole que era lo menos que podía hacer.

Se sentía muy agradecida pues vivía al otro lado de Staten Island  y solamente estaba en Brooklyn por el día para un trabajo de limpieza  de una casa.

Que maravilloso fue el servicio de la Nochebuena! 

La iglesia estaba casi llena.

La música y el espíritu que reinaban eran increíbles.

Al final del servicio, el sacerdote despidió a todos en la puerta y muchos expresaron que volverían.

Un hombre mayor, que el pastor reconoció del vecindario, seguía sentado en uno de los bancos mirando hacia el frente, y el padre se preguntaba porque no se iba.

El hombre le preguntó donde había obtenido ese mantel que estaba en la pared del frente, porque era idéntico al que su esposa había hecho años atrás en Austria antes de la guerra y como podía haber dos manteles tan idénticos?

El le relató al padre como llegaron los Nazis y como el forzó a su esposa a irse, para la seguridad de ella, y como el estaba dispuesto a seguirla, pero había sido arrestado y enviado a prisión. Nunca volvió a ver a su esposa ni su hogar en todos aquellos 35 años.

El pastor le preguntó si le permitiría llevarlo con el a dar una vuelta.

Se dirigieron en el carro hacia Staten Island, hasta la misma casa donde el padre había llevado la mujer tres días atrás. 

El ayudó al hombre a subir los tres pisos de escalera que conducían al apartamento de la mujer, tocó en la puerta y presenció la mas bella reunión de Navidad que pudo haber imaginado.

Una historia real - ofrecida por el Padre Rob Reid, quien dice que Dios trabaja en forma silenciosa.

Le pedí a Dios bendecirte cuando oraba hoy, para guiarte y protegerte según vayas por tu camino... Su amor está siempre contigo, por eso, cuando el camino que estés cruzando parezca difícil en extremo encomiéndaselo a Dios, y El hará el resto.

Las casualidades no existen, hay una razón, que sólo conoce Dios, por la cual te hago llegar este mensaje.

Sean bendecidos por Dios...


Anónimo