lunes, 23 de marzo de 2015

El Sistema Nervioso y las Emociones

“La vitalidad del cuerpo depende de la fuerza del cerebro”.

Sabías que nuestro sistema nervioso es uno de los más completos pero más misteriosos de nuestro cuerpo, a través de él recibimos, procesamos y enviamos información a través de innumerables células nerviosas llamadas neuronas que por un proceso complejo y extraordinariamente hábil e inteligente lleva a cabo determinados mecanismos para ver, escuchar, sentir, analizar, organizar, responder y guardar en su encéfalo registros de las experiencias que vivimos día a día. 

El sistema nervioso es el responsable de las funciones de control del organismo, así como de la regulación de hormonas, movimiento, funciones intelectuales como memoria, aprendizaje, etcétera, y de las funciones sensoriales.

Una de las formas de conocer el funcionamiento de nuestro cerebro es a través de las emociones: cada vez que sentimos ira, ansiedad, depresión, tristeza, miedo, etc., es una forma en que nuestro cerebro nos habla de lo que está sucediendo “allá arriba”, pues las emociones son, entre otras cosas, reacciones bioquímicas que ocurren en nuestro cerebro y que nos hacen sentir de determinado humor durante el día.  

Habría muchas cosas que tomar en cuenta para que nuestro sistema nervioso se encuentre siempre muy despierto y en su más óptimo nivel de funcionamiento, ayudando a crearnos una mayor capacidad de memoria aprendizaje y un mundo emocional cada vez más placentero con el cual podamos confrontar las experiencias de nuestra vida cotidiana.

Las emociones son algo que nos acompaña a través de toda nuestra vida, y ellas dependen la mayor parte de las veces del bienestar de nuestro sistema nervioso.

Hay muchas formas en las que un individuo puede reaccionar ante una situación, no todos, por ejemplo, reaccionaran con ira cuando se les pierde algo, ni todos sentirán depresión o ansiedad por la crisis; las emociones son respuestas de nuestro sistema nervioso y ellas pueden ayudarnos a crear una vida formidable o bloquearnos el paso y jalarnos constantemente hacia donde no queremos.

Si ayudamos a nuestro sistema nervioso en lugar de bloquearlo o debilitarlo, entonces este puede resultar una herramienta verdaderamente formidable para crear y vivir la vida de una forma más interesante, placentera y llena de entusiasmo.

Muchas personas creen que sentir odio o ser violento, o tener sentimientos de miedo o ansiedad está mal. Pero en realidad, ninguna emoción es mala, todas son simplemente reflejos de la forma en como vemos y entendemos el mundo.


Fuente: la web

sábado, 21 de marzo de 2015

Los hijos frente al divorcio

Miles de niños sufren el estrés del divorcio de sus padres cada año. La forma en que reaccionan depende de su edad, personalidad y las circunstancias concretas del proceso de separación y divorcio.
Todo divorcio tiene repercusiones sobre los niños implicados; muchas veces su reacción inicial es de conmoción, tristeza, frustración, enfado o preocupación. Pero los niños también pueden salir de un proceso de divorcio más preparados para afrontar el estrés y muchos de ellos se convierten en jóvenes más flexibles y tolerantes.
Entre las principales cosas que ambos padres pueden hacer para ayudar a su hijo a atravesar este difícil período, figuran las siguientes:
  • Mantener los conflictos, riñas y discusiones acaloradas, así como los comentarios sobre los aspectos legales del divorcio al margen de los hijos.
  • Reducir al mínimo la alteración de las rutinas cotidianas del niño.
  • Restringir la negatividad contra el otro, así como el resentimiento y la tendencia a echarle la culpa, a las sesiones de terapia y las conversaciones con amigos que se mantengan fuera de casa.
  • Asegurarse de que ambos padres siguen implicados en la vida del niño.
La mayoría de adultos que atraviesan un proceso de separación y divorcio necesitan apoyo, de amigos, profesionales de la salud mental, religiosos y parientes. No busque apoyo en su hijo, incluso aunque parezca estar dispuesto a ofrecérselo.

Darle la noticia

En cuanto esté seguro de sus planes, hable con su hijo sobre su decisión de separarse. Aunque no existe una manera fácil de dar la noticia, de ser posible, intente que ambos (usted y el otro progenitor) estén presentes durante la conversación. Es importante dejar a un lado los sentimientos de enfado, culpa o remordimiento. Antes de hablar con su hijo, practique cómo se lo va a decir sin alterarse ni enfadarse durante la conversación.
Aunque la conversación sobre el divorcio debe adaptarse a la edad, grado de madurez y temperamento del niño, asegúrese de trasmitirle a su hijo un mensaje fundamental: lo que ha ocurrido es un asunto entre su madre y su padre y él no es en absoluto culpable de lo ocurrido. La mayoría de los niños se sienten culpables incluso después de que los padres se lo nieguen. Por eso es básico que los padres insistan en esta afirmación para tranquilizar al niño.
Explique a su hijo que a veces la forma de quererse de los adultos experimenta cambios o que usted y su pareja no pueden ponerse de acuerdo en cosas importantes y, por lo tanto, tienen que vivir separados. Pero recuerde que los hijos y los padres están unidos de por vida, sea por nacimiento o por adopción. Los padres y los hijos a menudo están en desacuerdo en un montón de cosas, pero eso forma parte del ciclo de la vida: padres e hijos no dejan de quererse ni se divorcian nunca.
Facilite a su hijo suficiente información a fin de que esté preparado para los cambios que van a tener lugar en su vida. Intente responder a sus preguntas de la forma lo más sincera posible. Recuerde que los hijos no necesitan conocer todos los motivos que hay detrás del divorcio (sobre todo, si eso implica culpar a uno de sus progenitores). Basta con que entiendan qué es lo que va a cambiar en su vida cotidiana e, igual de importante, qué es lo que no va a experimentar cambio alguno.
Si su hijo es muy pequeño, lo mejor es explicárselo todo con palabras sencillas. Podría decirle algo como: "Papá y mamá van a vivir en casas diferentes para que no se peleen tanto, pero los dos te queremos mucho.".
Es posible que los niños mayores y los adolescentes sean más conscientes de la situación que están atravesando sus padres y tengan más preguntas basadas en las discusiones y peleas que han escuchado.

Abordar las reacciones del niño

Si, tras recibir la noticia, su hijo está muy alterado, dígale que usted reconoce y acepta sus sentimientos, que le importan y asegúrele que esos sentimientos son perfectamente normales y comprensibles. Puede intentar decirle: "Sé que esto te molesta. ¿Intentamos pensar en algo que te haga sentir mejor?" o "Ambos te queremos mucho y nos sentimos mucho el tener que vivir separados."
No todos los niños reaccionan de forma inmediata. Haga saber a su hijo que eso también es normal y dígale que habrá otros momentos para hablar sobre el tema cuando él esté preparado. Algunos niños tratan de complacer a sus padres actuando como si no pasara nada o intentan inhibir cualquier sentimiento negativo afirmando que no están enfadados ni tristes por la noticia. A veces, el estrés se manifiesta de otras formas: en los estudios, con los amigos, en los cambios de apetito, en la forma de comportarse o en los patrones de sueño.
Independientemente de que su hijo exprese miedo, preocupación o alivio ante la noticia de la separación y el divorcio, el querrá saber cómo va a cambiar su vida cotidiana a partir de ahora.
Prepárese para contestar estas preguntas y otras similares:
  • ¿Con quién voy a vivir?
  • ¿Dónde iré al colegio?
  • ¿Tendré que cambiar de casa?
  • ¿Dónde vivirá cada uno de mis padres?
  • ¿Dónde pasaré las vacaciones y los días de fiesta, como el Día de Acción de Gracias?
  • ¿Podré seguir viendo a mis amigos?
  • ¿Tendré que cambiar de colegio?
  • ¿Podré seguir yendo de campamento este verano?
  • ¿Podré seguir practicando mis actividades favoritas?
Ser sincero con un hijo no siempre es fácil cuando no se tienen todas las respuestas, o cuando al niño le asusta la situación o se siente culpable de lo que está ocurriendo. Lo más correcto es decirle lo que necesita saber cuando lo pregunta.

Ayudar al niño a afrontar la situación

Muchos niños (y padres) sienten mucho el hecho de haber perdido el tipo de familia que deseban tener y, sobre todo los niños, echan de menos al progenitor y la vida en familia que tenían. Por eso es tan habitual y completamente natural que algunos niños mantengan la esperanza de que sus padres volverán a estar juntos, incluso después de haberles explicado el carácter definitivo del divorcio.
Lamentar la pérdida de una familia es normal pero, con el tiempo, tanto usted como su hijo acabarán aceptando y adaptándose a la nueva situación. Por lo tanto, tranquilice a su hijo diciéndole que es normal que al principio desee que sus padres vuelvan a estar juntos, pero explíquele y déjele bien clara la decisión que ambos han tomado al respecto.
He aquí algunas formas de ayudar a su hijo a superar el disgusto provocado por el divorcio:
  • Fomente la sinceridad. Los niños necesitan saber que sus sentimientos son importantes para sus padres y que ambos se los tomarán en serio.
  • Ayúdele a expresar sus sentimientos con palabras. El comportamiento de un niño puede darle pistas sobre si está experimentando sentimientos de tristeza o de enfado. Pruebe a decirle: "Parece que estás triste en este momento. ¿Sabes qué es lo que te pone tan triste?". Escuche atentamente sus respuestas, incluso aunque le resulte difícil oír lo que tiene que decirle.
  • Legitimize sus sentimientos. Decirle a su hijo: "Sé que ahora estás triste" o "Sé que te sientes solo sin papá" le ayuda a saber que sus sentimientos son válidos. Es importante animar a un niño a sacarlo todo antes de ofrecerle otras formas de sentirse mejor. Permita que el niño sepa que también está bien estar contento, aliviado o emocionado sobre el futuro.
  • Ofrézcale su apoyo. Pregúntele: "¿Qué crees que te ayudaría a sentirte mejor?". Tal vez no se le ocurra nada en concreto, pero usted puede proponerle algunas ideas: tal vez sentarse un rato los dos juntos, dar un paseo o abrazar a su peluche favorito. Los niños pequeños agradecerán enormemente la posibilidad de llamar por teléfono a su padre o hacer un dibujo para dárselo a su madre cuando vuelva a casa al final del día.
  • Cuídese para mantenerse sano. Para muchos adultos, la separación y el divorcio es una situación sumamente estresante. La presión experimentada se puede amplificar con los temas relacionados con la custodia, el reparto de propiedades y los asuntos financieros, que pueden sacar lo peor de la gente.

    Encontrar formas de afrontar el estrés es fundamental para usted y para toda su familia. Mantenerse lo más sano posible, tanto desde el punto de vista físico como emocional, puede ayudarle a combatir los efectos del estrés. Y, si se asegura de cuidar de sus propias necesidades, estará en la mejor forma física posible para cuidar de sus hijos.
  • Mantenga los detalles del divorcio bajo control. Cuando comente los detalles del divorcio con sus amigos, familia o abogado, asegúrese de proteger su intimidad evitando siempre que sus hijos estén presentes. Intente relacionarse con su ex de forma lo más civilizada posible, sobre todo cuando interactúen delante de su hijo.

    Adopte la actitud más apropiada: no culpe, recrimine ni insulte a su ex pareja si su hijo lo puede oír, independientemente de las circunstancias de la separación. Esto es especialmente importante en los divorcios donde hay alguien que ha tenido la culpa y se han producido actos muy dolorosos, como una infidelidad. Mantenga sus cartas, correos electrónicos y mensajes de texto en lugares seguros, ya que, cuando existe una situación muy conflictiva en casa, los niños sienten una curiosidad natural por enterarse de lo que sucede.
  • Busque ayuda. Este no es un período para enfrenta a solas. Encuentre un grupo de apoyo y hable con otras personas que hayan atravesado situaciones simulares, utilice los recursos de Internet o pídale a su médico o sacerdote que le recomiende recursos o centros de apoyo. El hecho de buscar ayuda para usted le permitirá sentar un buen ejemplo para su hijo sobre cómo adaptarse de forma saludable a los cambios importantes.
El apoyo de un psicólogo, terapeuta o amigo también le ayudará a establecer y mantener una "separación" saludable con respecto a su hijo. Es muy importante que no dependa del apoyo de su hijo. Los niños mayores y aquellos a quienes les gusta complacer a sus padres intentarán ayudarle a que se sienta mejor ofreciéndole un hombro donde llorar. Por muy tentador que sea, lo mejor es no permitir que su hijo le proporcione el apoyo emocional que necesita. Explique a su hijo lo mucho que valora su cariño y que se preocupe por usted, pero no se desahogue con él sino con un terapeuta o un amigo.

La importancia de la coherencia y la rutina

La coherencia y la rutina pueden ayudar mucho a ofrecer la sensación de comodidad y familiaridad que necesita su familia durante este importante cambio vital. En la medida de lo posible, reduzca al mínimo los horarios impredecibles, la indefinición y las separaciones repentinas.
Especialmente durante un divorcio, es recomendable que los niños pasen períodos a solas con cada uno de sus progenitores. Por inconveniente que le parezca, intente ponerse de acuerdo con su ex pareja para organizar los horarios de visita.
Es normal que le preocupe el modo en que su hijo está afrontando este cambio vital tan importante. Lo mejor que puede hacer es confiar en sus instintos y basarse en lo que usted sabe sobre su hijo. ¿Le parece que se está comportando de una forma diferente a la habitual? ¿Está su hijo adoptando conductas regresivas, es decir comportamientos propios de épocas anteriores, como chuparse el dedo o mojar la cama? ¿Parece que sus emociones interfieren en sus rutinas cotidianas, como los estudios y su vida social?
Es importante que esté atento a los cambios de comportamiento de su hijo: la tristeza, la ansiedad, los cambios de humor, las dificultades en la escuela, con los amigos, en el apetito o el sueño pueden indicar la presencia de problemas.
Los niños mayores y los adolescentes pueden ser más proclives a implicarse en comportamientos peligrosos, como el consumo de alcohol y drogas, faltar a la escuela y el comportamiento desafiante. Independientemente de que tales problemas estén o no relacionados con el divorcio, se trata de problemas graves que afectan el bienestar del adolescente e indican la necesidad de pedir ayuda profesional.

Pelearse delante del hijo

Aunque las discusiones ocasionales entre padres son esperables en cualquier familia, vivir en un campo de batalla de constante hostilidad y conflictos no resueltos representa una importante carga emocional para cualquier niño. Los gritos, las peleas, las discusiones o la violencia en la vida doméstica favorecen el miedo y las reacciones aprensivas en los niños.
Que un niño presencie conflictos entre sus padres es un modelo inapropiado para una persona que todavía está aprendiendo a relacionarse con los demás. Los niños cuyos padres mantienen relaciones llenas de hostilidad y resentimiento son más proclives a tener dificultades emocionales y de comportamiento que perdurarán más allá de la infancia.
Hablar con un mediador o un psicólogo especializado en divorcios puede ayudar a las parejas a airear sus recriminaciones y resentimientos mutuos de un modo que no sea perjudicial para su hijo. Aunque puede ser difícil, si los dos padres hacen un esfuerzo por colaboran de este modo, evitarán al niño el dolor provocado por una relación de pareja llena de amargura y resentimiento.
Adaptarse a una nueva situación
Puesto que el divorcio puede ser un cambio tan importante, las adaptaciones a las nuevas condiciones de vida deberían hacerse de forma gradual.
Pueden ocurrir varios tipos distintos de situaciones:
  • Uno de los padres tiene la custodia total.
  • Custodia compartida, donde se comparte tanto la custodia legal como la física (con quien vive el niño) entre ambos padres.
  • Custodia legal compartida, donde ambos padres comparten este tipo de custodia, pero el hijo vive mayoritariamente con un padre y este posee más autoridad en determinados ámbitos médicos o educativos.
¿Cuál es la situación que más le conviene a su hijo? Es una pregunta difícil y sobre la que muchas parejas tienen grandes desacuerdos. Aunque algunos niños se adaptan muy bien a la situación de compartir el tiempo equitativamente con ambos padres, otros parecen necesitar la estabilidad de tener un "hogar" propio y recibir visitas del padre con quien no viven. Algunos padres deciden permanecer los dos en la misma casa, pero esto solo funciona en circunstancias muy excepcionales y, por lo general, debería evitarse.
Independientemente de la solución que escojan, deberían priorizar las necesidades de su hijo. Evite verse envuelto en una especie de guerra con su ex pareja para ver quién gana. A la hora de tomar decisiones sobre los días de fiesta, las vacaciones y los cumpleaños, concéntrese en lo que sea más conveniente para su hijo. Es importante que los padres resuelvan estas cuestiones por sí solos en vez de pedirle al niño que decida.
Durante los años previos a la adolescencia, cuando los niños empiezan a participar más en actividades extra-familiares, es posible que necesiten horarios diferentes que se adapten más a sus prioridades. En el caso ideal, para los niños resulta muy ventajoso recibir apoyo de ambos padres, pero es posible que se resistan a estar la misma cantidad de tiempo con los dos si esto interfiere con sus actividades académicas o su vida social. Prepárese para escuchar la opinión de su hijo sobre el modo de compartir el tiempo con ustedes e intente ser flexible.
Es posible que su hijo no quiera compartir su tiempo con usted y su ex pareja de forma equitativa y también es posible que tome partido por alguno de ustedes. En tal caso y por duro que parezca, intente no tomarse las cosas como algo personal. Respete los horarios de visita y recuerde lo importante que es que ambos padres se involucren en el cuidado y la educación del niño.
A veces, los niños sugieren pasar un verano entero, un semestre o un curso completo con el padre que no tiene su custodia. Pero esto no tiene por qué reflejar su deseo de irse a vivir con él. Escuche a su hijo y explore las distintas opciones que le plantee. Este tipo de arreglos pueden funcionar en divorcios "amistosos", pero no son típicos de las situaciones más conflictivas.

Educar a un hijo bajo presión

En la medida de lo posible, ambos padres deberían esforzarse para maximizar la regularidad en las rutinas y la disciplina en ambas casas. Mantener expectativas similares en lo que se refiere a la hora de irse a la cama, las normas y los deberes escolares reducirá la ansiedad del niño, sobre todo si es muy pequeño.
Siempre que sea posible, colabore con su ex pareja para mantener una normas coherentes y, a pesar de que usted no pueda aplicarlas en la casa de su "ex", por lo menos podrá hacer que se cumplan en la suya.
Es importante mantener la mayor normalidad posible después de un divorcio, conservando las rutinas habituales, que afectan al horario de las comidas, las normas domésticas sobre el comportamiento y la disciplina en la casa. Relajar los límites, especialmente en los períodos de cambio, tiende a generar inseguridades en el niño y reduce las probabilidades de recuperar la autoridad parental más adelante.
No caiga en la tentación de dejar de aplicar rutinas y límites y de saltarse unas normas de comportamiento coherentes, consintiendo y malcriando a su hijo porque lo está pasando mal a consecuencia del divorcio. Siéntase libre para darle todo el afecto posible; un niño no se malcría por recibir demasiados abrazos y palabras cariñosas. Pero comprarle cosas o hacerle regalos para sustituir el amor o permitir que actúe como le plazca no es lo que más le conviene. Además, en estos casos, suele costar mucho que los padres vuelvan a ejercer su autoridad cuando las aguas vuelvan a su cauce.
El divorcio puede ser una crisis importante en una familia. Pero, si usted y su ex pareja colaboran y se comunican de forma civilizada por el bien de su hijo, la unidad familiar original puede seguir siendo una fuente de fortaleza, incluso aunque nuevas familias compuestas entren en escena.
Por eso, recuerde:
  • Buscar ayuda para afrontar sus propios sentimientos sobre el divorcio. Si usted es capaz de adaptarse a la nueva situación, sus hijos serán también más propensos a adaptarse a ella.
  • Tener paciencia consigo mismo y con sus hijos. Los problemas emocionales, las pérdidas y el dolor que ocasiona un divorcio requieren tiempo para sanar y esto suele ocurrir por etapas.
  • Reconocer los síntomas del estrés. Consulte con el maestro, pediatra o terapeuta de su hijo para que le guíe en la forma de enfocar problemas específicos que le preocupen.
Cualquier tipo de cambio es difícil; pero debe saber que tanto usted como su hijo pueden adaptarse y se adaptarán a este cambio. Encontrar su fortaleza interior y buscar ayuda para aprender nuevas habilidades de afrontamiento no son cosas fáciles, pero puede hacer una gran diferencia su familia supere este difícil período.
Autor:  kidshealth.org
Revisado por: D'Arcy Lyness, PhD

La mujer después un Divorcio

Después del divorcio o separación, la mujer casi siempre piensa en cómo recuperar su felicidadpero piensa en ello creyendo que la felicidad vendrá acompañada de una nueva relación.
Y es que muy difícilmente se termina una relación estando la mujer feliz con su pareja, por el contrario suele encontrarse infeliz, agobiada y triste por todo lo que ha supuesto la ruptura. Siendo así, después del divorcio llega la hora de buscar de nuevo la felicidad.
Después del divorcio o separación, la mujer casi siempre se queda a cargo de sus hijos, pero los hijos crecen y su vida empieza a desarrollarse alrededor de amigos y actividades propias de su edad, la mujer tiene o podría tener un circulo de amigos y familia, pero aun así siente que no es suficiente y piensa en encontrar una nueva pareja, pensando que así tendrá la calidad de felicidad que ella desea.
Se dice muchas veces, que la mujer debe tratar de ser feliz estando sola, para luego iniciar una nueva relación, pero les cuesta entender el concepto de ser felices solas porque lo que en realidad quieren es ser parte de una relación y tener vida en pareja, podría ser que lo que realmente busca , quiere y desea, es tener la vida que no tuvo en su relación anterior.
Debemos pensar que no solo porque la mujer necesite ser feliz, necesita cambiar algo de si misma; debe seguir siendo la misma sin forzar cambios que no se le acomodan a su personalidad, excepto su estilo de vida que muchas veces, se queda estancado en lo que fuimos con la pareja. Muchas veces la familia y el circulo de amigos no es suficiente por lo que se necesita una relación que signifique algo diferente, esperando ansiosa e impacientemente por alguien que venga a ponerle magia a la vida.
Mucho se ha dicho que mantener la mente ocupada es una buena estrategia para quitar los pensamientos negativos, pero también es una buena estrategia buscar algo que nos satisfaga para sentirnos realizadas y en consecuencia, sentirnos felices con pequeños y grandes logros.

Algunas cosas que podrían ayudarnos a sentirnos bien con nosotras mismas:

  • Pensar detenidamente qué nos gustaría hacer o ser.
  • Algo que a lo mejor ha sido como un sueño y de la que ahora tenemos la oportunidad de realizar, como un trabajo, unos estudios, un viaje…
  • Buscar esas oportunidades de estudiar, que antes nos pareció tan lejos de poder alcanzar.
  • Dedicarle unas horas por día o por semana a algún trabajo voluntario.
  • Buscar el programa donde más se necesite de manos amorosas y dedicadas, como trabajar con niños, para dar un ejemplo.
  • Buscar los lugares o programas donde necesiten de nuestra sabiduría, experiencia, dedicación y más que todo de nuestra energía.
Si hacemos el trabajo encomendado con amor y dedicación, si estamos dando lo mejor de nosotras, llegará el momento en que más que lamentarlo, apreciemos los momentos que por fin podemos estar a solas con nosotras mismas. No es que con esto se sustituya a la pareja, pero nos envolvemos más con nuestra propia vida y nos descubrimos a nosotras mismas. Tampoco es que el hombre perfecto vaya a aparecer por arte de magia con los deseos de formar pareja, pero si aprendemos a ser felices con nosotras mismas, si aprendemos a combinar nuestro tiempo con lo que nos satisface,aprenderemos también a organizar nuestro tiempo con amigos e irradiar nuestra satisfacción y alegría con los de nuestro entorno. No se nos debe olvidar tampoco que muchas veces la separación se da después de muchos años de convivencia, no podemos ser felices tan pronto como quisiéramos con una nueva pareja, cargando aun con las secuelas del sufrimiento que nos dejo la relación anterior.

Despejemos nuestra mente, nuestro interior, aprendamos a disfrutar esos momentos felices con nosotras mismas, anhelar tener una nueva relación no tiene nada de malo, pero aprendamos a disfrutar la vida a solas, se dice que la felicidad es un estado mental, pero sólo nos lo podremos dar nosotras mismas, cuando aprendamos a atrapar esos momentos felices, podremos también darlos a quien quiera compartirlos con nostras.
Autor: Amanecer cautiva del amor.

Los 10 valores para vivir en Falimila


Los padres tenemos la responsabilidad de transmitirle valores a nuestros hijos, en muchos casos le trasmitimos solo aquellos que hemos aprendido y practicado con más regularidad en nuestras vidas, pero hay algunos valores que no pueden faltar en la convivencia familiar, si no lo has desarrollado y no los has puesto en práctica, dale la oportunidad a tus hijos de que lo aprendan y lo hagan parte de su día a día. 


Antes de inculcar a nuestros hijos una serie de valores, los padres debemos plantearnos que ¨Es más importante lo que hacemos que lo que decimos¨ debemos darle coherencia a nuestras acciones y comportamientos. Tenemos que dar el ejemplo para que nuestros hijos alcancen una buena convivencia familiar. 

La empatía. Debemos enseñarles a nuestros hijos a ponerse en el lugar del otro y entender cómo piensan y sienten los demás. La empatía es un valor necesario para la convivencia familiar. 

¿Muestras empatía ante los sentimientos de tus hijos? Ponte en el lugar de tus hijos y entiende que en ese momento eso de lo que te están hablando es lo más importante para ellos. 

La humildad: Es necesario que nuestros hijos aprendan que no son superiores ni a nada ni a nadie, en ningún sentido, a pesar de mostrar seguridad en las capacidades que posee. Vivir con una actitud humilde les permitirá conocerse mejor, valorar sus fortalezas e intentar mejorar sus debilidades. 

¿Eres humilde o por el contrario arrogante o prepotente? Cuando les demuestras que tienes humildad y reconoces tus debilidades como padre los acercas más a ti.

La autoestima: Es importante que nuestros hijos aprendan a valorarse a sí mismo. Esto sirve de base para educar la empatía. Podemos fomentar la autoestima a través del elogio. 

¿Elogias a tu hijo con frecuencia o solo le recuerdas lo que hace mal? Al elogiarlos sienten que están llenado tus expectativas y les proporcionas seguridad y confianza en si mismos. 

El compromiso: El compromiso es un valor que demuestra madurez y responsabilidad. Se va adquiriendo progresivamente con los años. Debemos hacer ver a nuestros hijos el valor de la palabra que damos. 

¿Cumples con tu palabra cuando les prometes algo a tus hijos? El prometer y no cumplir le resta valor a tu palabra y creas desconfianza y la percepción de que no son lo suficientemente importantes para ti. 

La gratitud: Es importante y valioso que nuestros hijos aprendan a mostrar gratitud. Este valor va unido a las gratificaciones positivas, mostramos gratitud a nuestros hijos cuando reconocemos lo bien que hacen las cosas. La gratitud no se trata solo de dar las gracias, sino que nace del corazón, de nuestro interior, del aprecio a lo que alguien hace por nosotros. 

¿Eres agradecido con tu hijo y con los demás? Cuando eres agradecido con tus familiares, vecinos o amigos le demuestras que sientes aprecio por los demás. 

La amistad: Nuestros hijos deben aprender el valor de la amistad, del afecto mutuo que nace del contacto con el otro. El verdadero valor de la palabra amistad va mucho más allá que un simple click agregando amigos en sus redes sociales. 

¿Cuidas tus amistades? El que tus hijos vean como tratas a tus amigos, como te preocupas por ellos es una buena forma de enseñarlos. 

El optimismo: Es muy importante que nuestros hijos aprendan a vivir la vida con entusiasmo y optimismo, buscando siempre el lado positivo de las cosas a pesar de los obstáculos que nos presenta la vida. Deben huir del pensamiento negativo y pensar que en cómo mejorar o avanzar. 

¿Reflejas una actitud alegre y optimista ante tu hijo? Tus hijos verán en ti un reflejo de lo que quieren ser en el futuro. 

La paciencia: Nuestro hijo debe cultivar la paciencia y aprender a diferir gratificaciones huyendo del «lo quiero aquí y ahora». Esto ayudará a controlar y canalizar su impulsividad mostrando una actitud paciente y serena frente a la vida. 

¿Practicas la paciencia en tu día a día? Cuando tienes paciencia con tus hijos les enseñas con tu ejemplo a tener paciencia en la vida. 

El esfuerzo: Un valor necesario en la sociedad actual que se caracteriza por la inmediatez y el mínimo esfuerzo. Nuestros Hijos tienen que aprender que todo lo que quieren conseguir requiere de un esfuerzo. 

¿Actúas con esfuerzo en tus actividades y proyectos? Es importante enseñarles a nuestros hijos a trazar metas y luchar por alcanzarlas. 

La felicidad: Este debe ser el objetivo de la educación que ofrecemos a nuestros hijos, conquistar su felicidad y que sean capaces de transmitir y contagiar esa felicidad a los demás. Para ello es importante cultivar la alegría, el optimismo, el sentido del humor, etc. Solo aquel que es feliz puede transmitir felicidad. 

¿Eres feliz en tu vida? Si eres feliz no podrás evitar que tus hijos se contagien.

viernes, 20 de marzo de 2015

Hablemos de la Paz


Paz en sentido positivo, es un estado a nivel social o personal, en el cual se encuentran en equilibrio y estabilidad las partes de una unidad; en sentido negativo, es la ausencia de inquietud, violencia o guerra. 

Ese estado interior positivo es deseado tanto para uno mismo como para los demás, hasta el punto de convertirse en un propósito o meta de vida.


Para alcanzar la armonía y la Paz interior lo podemos lograr mediante el espíritu de servicio hacia los demás. La paz es el fruto de saber escuchar, de entender las necesidades ajenas antes de las propias. 

El arte de convivir, olvidarse del afán de dominio y buscar el justo medio entre las diferencias, trae la armonía. En otras palabras: es necesario aprender a conversar y obtener propósitos de mejora concretos que beneficien a todos en la familia.

La paz interior surge como un producto del conocimiento propio: aprender a dominar nuestro egoísmo y el deseo de tener siempre la razón; saber escuchar y comprender las debilidades propias y ajenas. Pero sobre todo: pensar en los demás siempre. Cuando esto ocurre conciliamos la paz con nosotros mismos y con nuestros semejantes. 

Recopilaciones de la Web... 
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Namaste.

Limpieza hepática profunda

En presencia (o sospecha, ya que nadie está libre de ellos) de abundantes cálculos intra hepáticos, seguramente deberemos recurrir a un método de depuración enérgico. Es el caso del método de limpieza hepática profunda, una técnica eficaz y relativamente sencilla para eliminar íntegramente los nocivos cálculos biliares que describimos antes. Dada la inocuidad del método y sus grandes beneficios, no tiene mayor sentido plantearse dudas respecto a la conveniencia de practicarla, ni dilatar la práctica, a la espera de un momento ideal.
El procedimiento se basa en un período preparatorio (6 días), durante el cual se ingiere diariamente al menos un kilo y medio de manzanas. Esto se realiza para generar un ablandamiento de los cálculos, por acción del ácido málico presente en la manzana. Luego, durante los dos días de la limpieza se toman 4 vasos de solución magnésica (sulfato de magnesio). El efecto del magnesio es dilatar los diminutos conductos biliares, a fin de facilitar el tránsito de los cálculos reblandecidos por la acción de las manzanas. Finalmente se ingiere una emulsión de aceite de oliva y jugo de pomelo, lo cual provoca un fuerte estímulo de secreción biliar, lo cual activa la expulsión de los cálculos.
Antes y después de la limpieza hepática profunda, es necesario realizar una cuidada limpieza de los intestinos, a fin de evitar el estancamiento de los tóxicos cálculos biliares en el tránsito intestinal, lo cual generaría una peligrosa reabsorción de la materia tóxica expulsada (parásitos, virus, materia putrefacta) a través de la mucosa intestinal. Además de migrañas y nauseas, podrían generarse cuadros de pancreatitis o apendicitis. Lo ideal es hacer antes de la primera hepática profunda, un lavaje colónico completo (3 sesiones) y luego una limpieza con agua salada (o una sesión simple de colónica), a modo de “enjuague intestinal”. En las sucesivas hepáticas y según se lleve a cabo una alimentación fisiológica (solo frutas, hortalizas y semillas) puede prescindirse del lavaje colónico previo y limitarse al “enjuague” posterior (agua salada, sesión simple de colónica, etc).
La técnica no es aconsejable para ser realizada en medio de enfermedades agudas (gripes, fiebres, diarreas, etc), período menstrual, embarazo o lactancia. En cambio resulta sumamente aconsejable en enfermedades crónicas, al resolver la causa profunda del problema.
Dependiendo de la congestión presente en cada persona, suelen ser necesarias varias sesiones de este método, entre las cuales debemos dejar al menos un mes de intervalo. La ausencia de cálculos en las evacuaciones es la señal que hemos concluido el proceso satisfactoriamente. Una vez ultimada la serie completa de limpieza hepática profunda, y dependiendo de los hábitos higiénico/alimentarios de la persona, se sugiere realizar una limpieza anual como mantenimiento preventivo, preferentemente en coincidencia con el equinoccio de primavera (21 de setiembre).
LOS SEIS DÍAS PREPARATORIOS
Durante los seis días previos a la limpieza, se recomienda una alimentación frugal, depurativa y fisiológica. En este período, no se debe consumir: lácteos, fritos, almidones, féculas, proteína animal, alimentos muy fríos (helados), cantidades excesivas de alimento, ni medicación crónica no esencial. Para las personas con obligaciones laborales, es útil comenzar este lapso un día domingo, a fin de culminarlo un viernes, dejando la limpieza propiamente dicha para el fin de semana no laboral (sábado/domingo).
Diariamente debemos consumir 1,5 kg de manzanas frescas (rojas o verdes), alejadas de las comidas (al menos una hora, mejor dos) para favorecer la asimilación del ácido málico (puede ser a media mañana y a media tarde). Lo ideal es fruta masticada o licuada, ya que el jugo (aún casero) elimina la fibra en el centrifugado y provoca desorden de la glucosa en sangre (picos de hiperglucemia y resistencia a la insulina). Obviamente no debemos usar jugos industriales ni conservas, ya que se necesita la vitalidad, la carga enzimática, la oxigenación, la alcalinidad y la ausencia de aditivos de la fruta fresca.
Para casos extremos,, como por ejemplo una diabetes descontrolada, se puede utilizar el ácido málico, principio activo clave presente en la manzana. En este caso, la dosis de manzana se puede reemplazar con 2 gramos de ácido málico disueltos en ½ litro de agua tibia; bebiéndolo a sorbos durante la jornada. También puede usarse el ácido málico a fin de completar una ingesta parcial de manzanas o bien en personas sin plena autonomía o con dificultades para consumir el kilo y medio diario de la irremplazable fruta fresca.
Aclaración importante: Siempre resulta preferible el efecto de la manzana frente al ácido málico, por el aporte enzimático y los numerosos principios activos de la fruta fresca. El ácido málico también puede ser usado como complemento de las manzanas, a fin de garantizar la adecuada presencia de este principio activo durante la preparación, ya que su carencia puede generar cólicos durante la eliminación, al no ablandar suficientemente los cálculos. Por seguridad es siempre preferible que sobre ácido málico a que nos quedemos escasos del principio ablandante de las piedras.
Es también importante observar la regularidad cotidiana del vaciamiento intestinal durante estos 6 días. Muchas personas suelen comenzar a eliminar cálculos durante este período y dada la toxicidad del material eliminado, en caso de retención intestinal, se estaría generando un proceso de reabsorción tóxica, que puede derivar en migrañas y malestar general. Por lo tanto resulta clave asegurar el diario vaciamiento de los intestinos, usando cualquiera de las técnicas ya explicadas.
EL DÍA DE LA LIMPIEZA
El proceso de limpieza propiamente dicho lleva unas 14 horas (entre el 7º y 8º día). Lo ideal sería que este séptimo día coincidiese con un sábado, sin ocupaciones laborales, y mejor aún, con luna llena y en cambio de estación. Dado que es difícil (o imposible) aunar todas estas variables, prioricemos al menos la coincidencia con el sábado (para lo cual debemos comenzar con la ingesta de manzanas el domingo previo, finalizando el viernes).
Por la mañana del sábado, desayunar y almorzar liviano, tal como en los seis días previos. Tras el almuerzo, interrumpir la ingesta de alimentos, pudiéndose solo beber agua durante las 24 horas siguientes. La limpieza en sí, consiste en la toma de cuatro vasos de solución magnesiana y un frasco de emulsión pomelo/oliva. Veamos detalladamente y con horarios, como llevar adelante el procedimiento completo:
18 hs: Tomar el primer vaso magnesiano que se prepara con una cucharada sopera de sulfato de magnesio (sal inglesa o sales de Epson) disuelto en un vaso de agua. Se puede beber con pajita para evitar el sabor amargo. Aquellos que tengan intolerancia al sulfato o a su sabor amargo, pueden optar por el citrato de magnesio, que resulta menos amargo. Se puede beber agua encima del vaso de solución ingerida.
20 hs: Tomar el segundo vaso magnesiano.
21,30 hs: Si aún no se produjo alguna evacuación como consecuencia de los dos vasos de sulfato de magnesio, hacer una pequeña enema o ducha rectal, a fin de estimular el proceso de eliminación y garantizar la ausencia de obstrucciones.
22 hs: Tomar la emulsión pomelo/oliva. Se aconseja prepararla en un frasco de vidrio con tapa (son ideales los utilizados para envasar mermeladas), agitando antes de beber, unas 20 veces la mezcla de medio frasco de jugo de pomelo exprimido y un poco de aceite de oliva extra virgen (indicativamente, un centímetro de altura). Es bueno usar más cantidad de aceite de oliva, a fin de aumentar la eficiencia del impulso biliar, pero al principio y con mucha congestión tóxica, es algo que puede provocar nauseas o revulsiones. Asegurarse de no tener que realizar ninguna otra actividad posterior a esta toma. Beber la emulsión de pié (se puede beber también a sorbos o con pajita), luego acostarse de inmediato en posición fetal sobre el lado derecho o boca arriba (con la cabeza alta, sobre una buena almohada). Apagar la luz y concentrar la atención para percibir el movimiento de los cálculos en el hígado.
6 hs: Levantarse y tomar el tercer vaso magnesiano. Luego se puede beber agua si hay sed. Permanecer levantado o con el torso vertical, evitando la posición horizontal.
8 hs: Tomar el cuarto y último vaso magnesiano. Con esto se da por concluida la limpieza.
10 hs: Reiniciar el ciclo alimentario bebiendo algún jugo natural o licuado y posteriormente alguna pieza de fruta fresca bien masticada.
12 hs: Comenzar con alimentos sólidos (preferiblemente licuados frutales), en poca cantidad; seguir varios días con dieta liviana y fisiológica, ya que el hígado acaba de pasar por una fuerte exigencia y requiere un período de cuidado extremo. Tomemos en cuenta que este proceso es como haber intervenido quirúrgicamente al hígado y es bueno atender un proceso posoperatorio. También por ello puede suceder que el organismo reclame por más reposo; recordemos que la regeneración del tejido hepático se realiza cuando estamos en posición horizontal. Más allá de atender las necesidades laborales, es bueno que prioricemos el descanso.
Es bueno visualizar las piedras eliminadas durante las evacuaciones. Los tamaños pueden ir desde un granito de arroz a una ciruela pequeña (se ven cálculos de hasta 30mm de diámetro). Pueden eliminarse centenares en una sola sesión y de distintos colores. Esta constatación y la posterior mejora de la función orgánica, es la mejor demostración de la eficacia del método.
La verificación de los desechos eliminados es el indicador de la necesaria continuidad de las limpiezas, respetando el mes de intervalo. Un método práctico para observar los cálculos eliminados consiste en colocar un cola pastas plástico en el inodoro, evacuar, enjuagar la materia fecal con un balde de agua y luego verificar los residuos que quedan en el colador. La secuencia de limpiezas hepáticas profundas se da por terminada cuando no quedan más desechos visibles en el colador.
En caso de molestias (dolores, puntadas, cólicos, etc) siempre es conveniente recurrir a los elementos utilizados durante la limpieza para ablandar los cálculos y dilatar los conductos, o sea manzanas (ó una dosis de ácido málico) y sulfato de magnesio (o citrato de magnesio). Ingiriendo nuevamente dosis de estos principios activos, aliviaremos la molestia y facilitaremos el tránsito de los cálculos en movimiento.
Frente a antiguas acumulaciones y dolencias crónicas, seguramente serán necesarias varias limpiezas hepáticas, que deben repetirse siempre con, al menos un mes de descanso, hasta que no se evacuen más cálculos. En estas situaciones, tal vez se despidan pocos cálculos la primera vez y muchos a partir de la segunda o tercera limpieza. Es importante que una vez iniciado el tratamiento, no se corte la serie de limpiezas, pues las consecuencias pueden ser serias, al haberse movilizado la posición de estos cálculos en la estructura hepática. Hay personas que necesitan una decena de limpiezas para drenar todos sus cálculos y otros que terminan el proceso en 4 o 5 meses. Son tiempos muy personales, que nadie puede adivinar.
Recordar que el día después de cada limpieza hepática (lunes, si la hicimos entre sábado y domingo) se debe realizar una limpieza intestinal, para evitar que algunos cálculos puedan quedar alojados en los intestinos, dado el tenor tóxico (bacterias, virus, parásitos) de dichos cálculos. Esta especie de "enjuague" intestinal puede hacerse con el método de agua salada o bien con una sesión simple de lavaje colónico. En última instancia se puede echar mano a la mezcla purgante (beber 500cc en la noche del domingo) o a una quinta dosis de sal inglesa; aunque la eficacia de estos métodos es menor, siempre algo hay que llevar a cabo para evitar la retención de cálculos: a más limpieza, menos problemas.
También, como veremos luego, se debe permanentemente estimular la depuración de los riñones (el hígado moverá sangre sucia hacia los filtros renales, a causa de la limpieza practicada), a través de infusiones renales como barba de choclo, cola de caballo, diente de león, ortiga, etc.
Si bien hay otras técnicas de depuración hepática, como veremos a continuación, el método de la limpieza profunda es inigualable por su efectividad y rapidez de respuesta. Obviamente es siempre mejor “algo que nada” en materia de alivio tóxico en un órgano tan importante como el hígado, pero a la hora de resolver la causa de fondo de los desordenes de salud, nada como este método. También es bueno recordar que la limpieza hepática profunda no conviene realizarla fuera del contexto sinérgico e integrado del Proceso Depurativo. Es solo una herramienta más…
A modo de resumen representamos una secuencia indicativa para una persona que practica una dieta fisiológica no ensuciante:
EJEMPLO DE SECUENCIA SIMPLIFICADA
Método de limpieza Duración Descanso
Lavaje intestinal (terapia colónica) 3 días 5 días
1ª limpieza hepática profunda 8 días 1 día
Lavaje intestinal con agua salada 2-3 horas 30 días
2ª limpieza hepática profunda 8 días 1 día
Lavaje intestinal con agua salada 2-3 horas 30 días
…limpieza hepática profunda 8 días 1 día
Lavaje intestinal con agua salada 2-3 horas 30 días
Notas: La prescindencia del lavaje intestinal previo a las sucesivas limpiezas hepáticas
se basa en la práctica de una Nutrición Depurativa, sin consumo de alimentos ensuciantes;
caso contrario deberá realizarse un lavaje de intestinos previo a cada limpieza hepática.

Las limpiezas hepáticas deben continuar hasta que no se evacuen más cálculos.

[1] Basada en las indicaciones del libro “Limpieza hepática y de la vesícula” de Andreas Moritz (Obelisco).
[2] Los distintos métodos han sido detallados y evaluados en el Capítulo 4, apartado Técnicas de limpieza intestinal.
[3] Ver Capítulo 7, apartado Los alimentos fisiológicos.
Extraído del libro "Cuerpo Saludable

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