miércoles, 8 de abril de 2015

¿Por qué lloras mamá?



"Porque lloras mamá?" le pregunto un niñito a su madre.

"Porque soy mujer" le contesto la mujer.
"Pero yo no entiendo," dijo el niño.

Su madre se inclino hacia él y abrazándolo le dijo: "Y nunca lo entenderás"...

Más tarde el niñito le pregunto a su padre: Porque mamá llora a veces sin ninguna razón?

"Todas las mujeres lloran siempre sin ninguna razón" era todo lo que el padre le podía contestar.


El pequeño niño creció y se convirtió en todo un hombre pregutándose todavía porque era

que las mujeres lloraban.

Un día el niño convertido en hombre se arrodilló y le pregunto a DIOS: Dios, porque lloran
tan fácilmente las mujeres?

Y DIOS le dijo:

"Cuando hice a la mujer tenia que ser algo especial. Hice sus hombros lo suficientemente 
fuertes como para cargar el peso del mundo entero pero a la misma vez lo suficientemente suaves para confortar. 
Le dí una inmensa fuerza interior para que pudiera soportar el dar a luz y hasta el rechazo que muchas veces proviene de sus propios hijos.

"Le dí una dureza que le permite seguir adelante y cuidar a su familia a pesar de las enfermedades y la fatiga, sin quejarse aún cuando otros se rinden.

Le dí la sensibilidad para amar a un niño bajo cualquier circunstancia, aún cuando su niño la halla lastimado mucho.

Esa misma sensibilidad que hace que cualquier tristeza, llanto o dolor del niño desaparezca
y que le hace compartir las ansiedades y miedos de la adolescencia.

Le dí la fuerza suficiente para que pudiera perdonar a su esposo de sus faltas y la moldee de una de sus costillas para que ella pudiera cuidar de su Corazón. 

Le di sabiduría para saber que un buen esposo nunca lastimaría a su esposa y a veces le pongo pruebas para medir su fuerza y su determinación para mantenerse a su lado a pesar
de todo. 

Le di las lágrimas y son de ella exclusivamente para usarlas cuando las necesite.

Es su única debilidad...es una lágrima por la humanidad.

Fuente: La Web

Controla la Ira



Todos sabemos lo que es la ira, pues todos la hemos sentido en mayor o menor grado.
La ira es una emoción humana, completamente normal, pero totalmente insana, especialmente cuando es muy intensa.
Si no se le pone freno aumenta su velocidad, se vuelve destructiva, y acarrea problemas (problemas de salud, problemas en nuestras  relaciones, y en nuestra visión de nosotros mismos).

Controlar la ira no es nada fácil cuando ya hemos explotado, en ese momento estamos atrapados en ella y lo único que podemos esperar es que pierda fuerza y se pase…  Tenemos que actuar antes,  justo antes de que la presión interna aumente.
Pensemos en una olla a presión… Cuando se calienta y la presión interna aumenta, si  no tiene una válvula de escape puede reventar.  Tenemos que quitarla del fuego y esperar a que se enfríe antes de poder abrirla.  Nosotros funcionamos igual, si algo nos enciende y no hay válvula de escape, o explotamos o nos retiramos del “fuego” hasta enfriarnos.  En ambos casos la presión interna, es decir, la ira, ha continuado dentro.  Y eso nos daña.
¿Qué podemos hacemos con la ira?
  • expresarla
  • re-direccionarla
  • calmarla
Expresarla
Normalmente expresamos la ira con agresividad, y lo positivo sería expresarla asertivamente, es decir comunicándonos con el otro, diciendo qué es lo que pensamos y defendiendo nuestra posición pero sin agredirlo.  Se trata de respetarse a uno mismo pero también al otro.  Esto requiere consciencia y autoconocimiento.
Re-direccionarla
Se trata de dirigir su poderosa energía en otra dirección constructiva, por ejemplo mover el cuerpo (saltar, correr, hacer ejercicio), o cantar a pleno pulmón.  Al enfocarnos en otra actividad, especialmente si implica movimiento, dejamos de darle fuerza a la ira.
Calmarla:
Volviendo al ejemplo de antes, sería como abrir la válvula de la olla antes de que haya presión dentro de ella.  Esto se consigue expulsando el aire, sacando la presión.  Los detalles los encontrarás en la descripción del ejercicio de respiración.
Importante
No se trata de suprimirla u ocultarla, pues eso significaría guardarla dentro. Ocultarla puede traer efectos secundarios como presión arterial alta, depresión y otros problemas de salud. 

En cualquier caso lo que nos interesa es controlar la ira antes de que crezca, es decir, antes de que nos atrape. Para ello prueba el siguiente ejercicio de respiración. Es muy efectivo.

Ejercicio de respiración para Controlar la Ira.

El concepto fundamental de este ejercicio es “quitar presión”.  Normalmente el consejo que escuchamos es “respira profundo", pero respirar profundamente no ayuda.  Hacer una inspiración que llene nuestros pulmones hace que la presión interna aumente.  Imagina a una persona a punto de explotar llenando sus pulmones…
La inhalación aumenta la energía, instintivamente es lo primero que hacemos antes de un esfuerzo, y la exhalación relaja, prepara para el descanso.  Cuando lo que queremos es controlar la ira, lo que necesitamos es exhalar fuertemente, soltar toda la presión, no aumentarla.
El principio es muy simple: suelta el aire en cuanto sientas que la ira te sobreviene, y hazlo con fuerza vaciando bien tus pulmones.
Tú sabes cuándo comienza a aumentar la presión dentro de ti, sabes cómo comienza el arranque de ira.  En ese preciso momento haz una fuerte y larga expulsión de aire.  Vacía completamente tus pulmones.

No inspires hasta que tu propio cuerpo lo haga.  Es decir, no se trata de hacer una exhalación y después “hacer” una inhalación, sino de hacer voluntariamente la exhalación y después dejar que espontáneamente el cuerpo inhale, cuando lo necesite.

Después de que se haga la inhalación, haz otra exhalación fuerte que vacíe tus pulmones.  Vuelve a esperar a que tu cuerpo inhale espontáneamente.

Repite el proceso algunas veces más exhalando fuertemente y vaciando tus pulmones, hasta que compruebes que la presión ha disminuido y te sientes más tranquilo.
Con esa nueva sensación de calma, recuerda que “las cosas son del color del cristal con que se mira”.  Cuando estamos tranquilos las cosas se ven diferentes.
Espero que les haya gustado!
Hasta la próxima...

Feliz Día, Paz y Amor.

viernes, 3 de abril de 2015

Jugos para limpiar el organismo y estar sanos


Una manera de eliminar las toxinas que se acumulan en el organismo es beber zumos depurativos elaborados con frutas y verduras, que aportan las vitaminas, minerales y antioxidantes esenciales para la salud. Recuerda que el organismo se intoxica cuando recibe una alimentación poco saludable, se abusa de los alimentos procesados, el tabaco y el alcohol, se sufre de estrés, entre otros factores.

Estas recetas de zumos depurativos que te presentamos purificarán el sistema digestivo, lo que en consecuencia ayudarán a mejorar la salud en general.
Zumo de Hierbas

Ingredientes:

  • 2 tomates grandes
  • 1 pepino grande
  • 2 cucharadas de cilantro
  • 2 cucharadas de perejil
  • 1 cucharada de romero
  • 1 cucharada de albahaca
  • 3 dientes de ajo
  • 1/4 cucharadita de pimienta de cayena
Exprime el jugo de todos los ingredientes excepto la pimienta en un procesador de alimentos. Una vez que el jugo esté listo, espolvorea la pimienta de cayena por encima.

Zumo Cítrico

Ingredientes:

  • 1 pomelo amarillo grande
  • 1 manzana verde grande
  • 1 limón pequeño
  • 1 naranja pequeña
Exprime los ingredientes para obtener su jugo. Sírvelo en un vaso grande y revuélvelo bien antes de beber.

Zumo de manzanas, limón y bayas

Ingredientes:

  • 2 manzanas verdes grandes
  • 1/2 limón pequeño
  • 1/2 taza de arándanos
  • 1/4 taza de arándanos
Coloca los ingredientes en un exprimidor para obtener el jugo. Revuelve antes de beber.

Zumo de Mazanas

Ingredientes:

  • 2 manzanas rojas grandes
  • 1 pera verde grande
  • 1 tallo de apio grande
  • 1 pepino pequeño
Exprime el jugo de los ingredientes con un procesador de alimentos. Revuelve el jugo y bébelo.

Zumo de Ciruelas

Ingredientes:

  • 3/4 taza de ciruelas picadas
  • 2 peras verdes grandes
  • 1 pomelo amarillo grande
  • 1/4 limón pequeño
  • 1 tallo de apio grande
Coloca los ingredientes en una jarra. Revuelve el jugo obtenido y bébelo.

Zumo de vegetales

Ingredientes:

  • 3/4 taza de hojas de espinaca
  • 1/2 taza de hojas de lechuga romana
  • 1 tallo de apio grande
  • 3 hojas de acelga
  • 1 manzana pequeña de color rojo
Exprime todos los ingredientes con un procesador de alimentos. Revuelve el jugo y bébelo.
En otra oportunidad incluiré otros jugos...
Hasta la próxima.




Totalmente pagado Mamá


Una tarde, un pequeño se acercó a su madre que preparaba la cena en la cocina, entregándole una hoja de papel en la que había escrito algo. 

Después de secarse las manos y quitarse el delantal, ella leyó lo que decía la nota:

- Cortar el césped del jardín… 15.00 $
- Limpiar mi cuarto esta semana… 5.00 $

- Cuidar de mi hermano… 5.00 $

- Ir a la panadería… 0.50 $
- Sacar la basura toda la semana… 2.50 $
- Libreta con buenas calificaciones… 50.00 $
- Limpiar el patio… 5.00 $
- TOTAL ADEUDADO… 83.00 $

La madre lo miró con fijeza mientras él aguardaba expectante. La madre tomó un lapicero y en el reverso de la misma hoja anotó:

- Por llevarte 9 meses en mi vientre y darte la vida… NADA
- Por tantas noches de desvelos, curarte y orar por ti… NADA
- Por la alegría y el amor de nuestra familia… NADA
- Por temor y preocupaciones cuando enfermabas … NADA
- Por comida, ropa y educación… NADA
- Por tomar tu mano y darte apoyo… NADA

Cuando el niño terminó de leer lo que había escrito su madre, tenía los ojos llenos de lágrimas.

La miró a los ojos y le dijo: “Te quiero mamá…”;

Luego tomó el lapicero y escribió con letra muy grande: “TOTALMENTE PAGADO”.

Moraleja: Así somos las personas, como niños, queriendo recompensa por las buenas acciones que hacemos.

Es difícil entender que la mejor recompensa es el AMOR y, que para nuestra suerte, es totalmente GRATIS!!!

Feliz día, Paz y Amor.

jueves, 2 de abril de 2015

Jueves Santo...qué celebramos?


1. El nacimiento de un sacramento. 
El Jueves Santo abre el Triduo Pascual de la de católica, lo que inicia el momento central del año litúrgico en conmemoración de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús de Nazaret. En el episodio evangélico, el jueves antes del Domingo de Pascua es la última vez que Jesús se reune con sus discípulos para compartir pan y vino antes de su muerte, quedando instituido el sacramento de la Eucaristía.
Aparte de la institución del sacramento, durante la Última Cena de Jesús y sus apóstoles se celebra así como el lavatorio de los pies y el mandamiento del amor (“Amaos los unos a los otros como yo os he amado”). De la palabra mandamiento, en latín mandatum se deriva “Maundy Thursday”, el nombre del día en Inglaterra.
Entre los estudiosos del Evangelio, el orden de los acontecimientos de la Última Cena usualmente es el siguiente: lavado de pies a los Apóstoles, predicción y partida de Judas y la institución de la Sagrada Eucaristía. Otros, sin embargo, creen que el sacramento ocurrió antes de la partida de Judas, realizando éste una comunión sacrílega.

2. Celebración eclesiástica. 
Es la más antigua de las celebraciones de la Semana Santa y, en sus inicios romanos, se le añadieron algunas ceremonias accesorias como la Consagración de los Santos Óleos durante la Missa chrismalis, o misa crismal, y la reconciliación de los penitentes. Los óleos que son consagrados en esta misa son los que se utilizarán para el Bautismo, la Confirmación, la Ordenación Sacerdotal y la Unción de Enfermos.
En la antigüedad se mantenía el ayuno hasta final de la tarde, cuando terminaba la Cuaresma y se realizaba la liturgia. Esta tradición fue dispensada por el Concilio de Cartago. En tiempos de San Agustín, las ofrendas se realizaban en la mañana y en la tarde para que quienes no ayunaban pudiesen asistir a la Eucaristía de la mañana y quienes ayunaban esperaban la comida de la noche.
En la liturgia actual, la Misa Vespertina de la Cena del Señor se realiza luego de la hora nona, a las tres de la tarde, cuando termina el tiempo de Cuaresma. La celebración de la Eucaristía, particularmente solemne, dedica su lectura evangélica al recuento de San Juan de la Última Cena.
Entre la Homilía y el Ofertorio, el sacerdote escoge doce hombres del público para lavarles los pies en recuerdo del gesto de Jesús.
Durante el Jueves Santo no hay una celebración especial fuera de la institución de la Eucaristía en la Última Cena de Cristo y el lavatorio de pies. Después de la misa, se realiza la Procesión del Santísimo Sacramento del Altar y se realizan vigilias de oración en conmemoración de la oración de Jesús en el Monte de los Olivos, la noche de su captura.

En Venezuela este día se tiene por  tradición  visitar siete templos y hacer un momento de oración en cada uno de ellos. Es un acto de desagravio por la injuria cometida a Nuestro Señor Jesucristo de ser llevado de un lugar a otro (siete estaciones) para ser juzgado y luego crucificado. Recordemos que Jesús fue trasladado:
Del Huerto de los Olivos a la Casa de Anás, luego a la Casa de Caifás, seguidamente a la  casa de Pilatos, de allí a la casa de Herodes. De la casa de Herodes a  Enlosado y por último al Gólgota.


La visita a los siete templos que hacemos el Jueves Santo tiene como marco histórico el recuerdo de Jesús que fue llevado de una autoridad a otra para ser condenado a muerte. 

Es por tanto, un acto de desagravio en el que pedimos perdón a Dios por las ofensas que hicimos a Jesús al haberlo traicionado y entregado a las autoridades de aquella época. 

Hoy, el Señor, presente en todos los pobres y desposeídos de nuestra sociedad, sigue siendo traicionado y entregado injustamente a la autoridad y también, por qué no decirlo, sigue sufriendo en manos de quienes tienen poder que, sin respeto a la dignidad humana, maltratan a nuestros hermanos injustamente.

En esta devoción podemos acompañar a nuestro Señor durante su recorrido ante cada una de las autoridades, reflexionando sobre la injusticia que padeció en todo su juicio, donde fue condenado a muerte.


Iglesia Las Mercedes en la Ciudad de Caracas.

Feliz día, Paz y Amor.


miércoles, 1 de abril de 2015

La Resiliencia


La resiliencia es una capacidad que nos permite afrontar las crisis o situaciones potencialmente traumáticas y salir fortalecidos de ellas.

La resiliencia implica reestructurar nuestros recursos psicológicos en función de las nuevas circunstancias y de nuestras necesidades. De esta manera, las personas resilientes no solo son capaces de sobreponerse a las adversidades que les ha tocado vivir, sino que van un paso más allá y utilizan esas situaciones para crecer y desarrollar al máximo su potencial.

Para las personas resilientes no existe una vida dura, sino momentos difíciles. 

La resiliencia es algo que todos  podemos desarrollar a lo largo de la vida.

Hay personas que son resilientes porque han tenido en sus padres o en alguien cercano un modelo de resiliencia a seguir, mientras que otras han encontrado el camino por sí solas. Esto nos indica que todos podemos ser resilientes, siempre y cuando cambiemos algunos de nuestros hábitos y creencias.

De hecho, las personas resilientes no nacen, se hacen, lo cual significa que han tenido que luchar contra situaciones adversas o que han probado varias veces el sabor del fracaso y no se han dado por vencidas. Al encontrarse al borde del abismo, han dado lo mejor de sí y han desarrollado las habilidades necesarias para enfrentar los diferentes retos de la vida.

Los beneficios de la resiliencia
Las personas más resilientes:

·       Tienen una mejor autoimagen
·       Se critican menos a sí mismas
·       Son más optimistas
·       Afrontan los retos
·       Son más sanas físicamente
·       Tienen más éxito en el trabajo o estudios
·       Están más satisfechas con sus relaciones
·       Están menos predispuestas a la depresión

Cómo conseguir ser más resilientes
· Intenta dar a los acontecimientos adversos la importancia justa: para ello no magnifiques los problemas y elimina de tu cabeza pensamientos catastróficos. Deja a un lado frases intranquilizadoras como “Y si…”, y céntrate en lo que está ocurriendo aquí y ahora.

·  Sé tú mismo quien decide sobre tu propia vida y tus emociones: intenta tomar decisiones de una manera racional dejando de lado la impulsividad. Cuando las cosas han ido mal no te tortures con los ‘por qué’ y céntrate en el ‘cómo superarlo o resolverlo’ en los casos en los que así se puede.

·  No te avergüences de sentir emociones negativas como el miedo, la ansiedad, la tristeza o la rabia. Sufrir ante situaciones adversas es sinónimo de salud mental.

·  Tú eres tu principal aliado: debes confiar en ti y en tus logros para automotivarte en las ocasiones en las que lo estás pasando mal.

·  Construye a lo largo de tu vida una adecuada red de personas (familia, amigos, etcétera) que te hagan sentir querida y segura. Las relaciones sociales positivas cumplen una función de apoyo social que amortigua el efecto de las emociones negativas y fortalecen tu resiliencia.

·   Involúcrate en los problemas de otras personas; ayúdalos y no te centres solo en ti mismo. Te ayudará a relativizar la realidad, crear lazos sociales y a sentirte bien.



Fuentes: 
Motivacion.about.com
Webconsultas.com

Feliz Día, Paz y Amor.

No quiero que le pase nada a mi bebé



Hoy es 31 de marzo del año 1985 es “Domingo de Ramos”, es tarde estoy acostada, pero no puedo dormir me siento intranquila, me duele un poco el vientre. 

De pronto siento un pequeño estallido en mi vientre, qué ocurre me sale agua…no sé qué pasa tan solo tengo 7 meses de embarazo, debo llamar al Doctor para explicarle lo que me está ocurriendo, siento miedo... tengo temor que a mi bebé le pase algo. El Doctor está de vacaciones, llamo a mi madre me dice que debo irme urgente a la clínica. 

Le pido al padre de mi hijo que me lleve a una clínica como ya lo habíamos hablado, no quiero ir a un centro público, tengo miedo la atención no es buena…

No tengo dolor, pero sale mucho  líquido…me pongo nerviosa, comienzo a llorar sin parar... le pido a Dios que no le pase nada a mi bebé. 

Mi esposo me lleva a un centro público, a una maternidad...ya no pregunto la razón, siento tristeza, impotencia y mucho dolor por mi y por mi bebé. Entro sola porque los acompañantes se quedan afuera. Me dicen que debo quedarme porque rompí fuentes, me van a preparar y debo esperar a que llegue el personal de radiología pues no saben en qué posición viene el bebé. Me dejan sola en un sótano, hace mucho frío, solo tengo una bata de papel azul que apenas cubre mi cuerpo, me quiero ir de allí, necesito salir de allí...subo a la primera planta para decirles que me quiero ir pero... no me dejan salir…

Pasan muchas horas, ya casi es de mañana, una enfermera me viene a buscar diciéndome que debo ir a trabajo de parto pues hay sufrimiento fetal,  corre peligro el niño y yo…Dios no por favor te lo imploro que no le pase nada a mi bebé, llévame a mí, salva a mi bebé.

Una Doctora me explica que el radiólogo no llegará a tiempo, me van a provocar el parto…ya me inyectaron los dolores son desgarrantes, son las 8:05 lunes 1 de abril nació mi bebé. Quiero verlo, les grito que quiero ver a mi bebé, la enfermera me lo enseña rápido, sólo alcanzo a darle un beso en su pequeño pie y ver que es un varón, les digo que se llamará Gabriel, él está casi morado, no respira, deben auxiliarlo.

Lloro desconsoladamente, trato de seguirlo con la mirada, le colocan aparatos y gomas, pobre tan pequeño y está sufriendo…por fin llora...gracias Dios. Me quedo tranquila esperando que lo traigan, pero no es así…viene la enfermera para decirme que está en cuidados intensivos, es prematuro, no sabe respirar por sí solo, me van a llevar a otra sala…no quiero irme de allí, por favor déjenme con mi bebé, no quiero dejarlo solo…un enfermera me grita, me dice calla niña, deja el lloriqueo!

Estoy en la sala de recuperación, hace mucho frío, sigo con la misma bata de papel azul, ahora está mojada y manchada de sangre. No hay cobijas suficientes, sigo llorando, me vuelven a regañar, una chica que tengo al lado me dice que trate de calmarme, me dice que allí no se puede llorar…me muerdo la mano para que no me oigan llorar, estoy destrozada quiero ver a mi bebé.

Las visitas no pueden entrar hasta las 5:00 pm, hasta ese momento no tendré ropa ni una cobija para el frío. Le pregunto a todas las enfermeras que veo si saben algo de mi bebé, ninguna responde.

Llega una enfermera con mi madre, le dice que no puede estar mucho tiempo y me deja con ella  a solas. Mi madre me dice que le pagó a la enfermera para poder verme y saber qué ha pasado con el bebé ya que a ellos tampoco les han informado nada, le cuento y lloro, no dejo de llorar. Mi madre no puede hacer nada, sólo me dice que me calme que todo va a estar bien, que vendrá en la tarde.

Me suben a la planta de las mujeres que ya dieron a luz, no hay camas libres, en las habitaciones de dos camas han colocado cuatro camas, y también en el pasillo, allí en el pasillo me dejan a mí. 

No paro de llorar,  no dejo de pedirle a Dios que me ayude, siento tanta rabia…por qué estoy en ese lugar, no dejo de pensar por qué no me llevó a la clínica, temo por la vida de mi bebé...lo odio…no quiero verlo más.

Ya no tengo un reloj cerca, no tengo idea de qué hora es. Una enfermera me viene a buscar, me dice que ya hay una cama disponible en una habitación. Como puedo me introduzco en la cama, no hay forma de entrar por los lados, todas las camas están pegadas…

Las chicas de la habitación me preguntan por mi bebé, no les puedo responder sigo llorando, una enfermera les explica que está en cuidados intensivos, me tratan de consolar, no las quiero oír, quiero salir de allí y buscar a mi bebé.

Llegan las visitas, vino mi madre, mi padre y mi esposo, me ven desde el pasillo porque no se puede entrar, la habitación es pequeña para la cantidad de camas que hay, me pongo más nerviosa, continúo llorando, ellos no dicen nada…mi madre me da mi ropa y un bolso con las cosas del bebé, solo pueden estar media hora, esta noche me quedo...mañana debo salir de allí. 

Una enfermera me pide pañales y alguna ropa para ponerle a mi bebé. La enfermera me dice que es probable que me lo traigan en la noche…me quedo esperando, estoy muy emocionada, y así se fue la noche y nunca me trajeron a mi bebé.

En la mañana por órdenes de la enfermera me aseo, me visto y bajo a recepción, ya me informaron que mi bebé se queda, ni siquiera lo puedo ver antes de irme a casa…hay una fila de mujeres con sus hijos listas para irse a casa, yo soy la única que sale sin su hijo…vuelvo a llorar y llorar, estoy hinchada de tanto llorar, me sellan la tarjeta y salgo de esa maternidad.

Mi esposo me está esperando, me ayuda a montarme en el carro, no nos decimos nada, me contengo las lágrimas para sacar fuerzas y decirle que si le pasa algo a mi bebé será su culpa. En casa me baño, me arreglo y espero que sean las 2:00 pm para ir nuevamente a la maternidad, esto lo debo hacer dos veces al día…debo ir en la mañana y en la tarde para hacer una fila, a fin de ingresar a cuidados intensivos para poder ver a mi bebé y sacarme la leche para él o para otro que la necesite.

Esa tarde del 2 de abril de 1985 me dejaron pasar a ver a mi bebé, sólo podía pasar una persona, pasé yo…me pusieron un traje especial para no contaminar, la sala era grande llena de incubadoras, habían tantos bebés…Gabriel estaba compartiendo incubadora con otro niño, tan pequeño como él. Tenía muchos tubos, muchos, por todas partes, me indicaron cómo lo podía tocar a través de unos orificios,  y me dejaron un rato a solas con él. 

Ahí te conocí formalmente, traté de no llorar…no quería preocuparte.  Te dije que yo era tu mamá...te dije que te amaba, que no te iba a abandonar jamás...te dije que te llamé Gabriel como el Arcángel, te dije que Dios estaba a tu lado cuidándote...que tú eras fuerte, que tenías que serlo, te supliqué que fueras fuerte... tenías que salir de allí sano…

En lo más profundo de mi ser sabía que lo lograrías, ta acaricié con mucho cuidado tu cabecita, te lancé un beso y te prometí que seguiría yendo a verte hasta que te recuperaras. 

Así continuaron mis visitas durante doce largos e interminables días, finalmente ese día 12 de abril me dejaron llevarte a casa y desde entonces Gabriel hemos estado juntos, desde entonces pasaste a ser mi razón de existir, mi gran amor.

Gabriel sabía que eras fuerte, sabía que lo ibas a lograr, y que Dios no nos abandonaría.

Tu mamá
Belinda Ruiz Rey