lunes, 27 de abril de 2015

Hermanos




Dos hermanos, uno soltero y otro casado, poseían una granja cuyo fértil suelo producía abundante grano, que ellos se repartían a partes iguales.

Al principio todo iba perfectamente. Pero llegó un momento en que el hermano casado empezó a despertarse sobresaltado todas las noches, pensando: "No es justo. Mi hermano no está casado y se lleva la mitad de la cosecha; pero yo tengo mujer y cinco hijos, de modo que en mi ancianidad tendré todo cuanto necesite.

¿Quién cuidará de mi pobre hermano cuando sea viejo?

Necesita ahorrar para el futuro más de lo que actualmente ahorra, porque su necesidad es evidentemente, mayor que la mía.

Entonces se levantaba de la cama, acudía sigilosamente adonde su hermano y vertía en el granero de éste un saco de grano.

También el hermano soltero comenzó a despertarse por las noches y a decirse a sí mismo:

-Esto es una injusticia. Mi hermano tiene mujer y cinco hijos y se lleva la mitad de la cosecha. Pero yo no tengo que mantener a nadie más que a mí mismo. 

Es justo, acaso, que mi pobre hermano cuya necesidad es mayor que la mía, reciba lo mismo que yo?

Entonces se levantaba de la cama y llevaba un saco de grano al granero del hermano.

Un día, se levantaron de la cama al mismo tiempo y tropezaron uno con otro, cada cual con un saco de grano en la espalda.


Muchos años más tarde, cuando ya habían muerto los dos, el hecho se divulgó. Y cuando los ciudadanos decidieron erigir un templo, escogieron para ello el lugar en el que ambos hermanos se habían encontrado, porque no creían que hubiera en toda la ciudad un lugar más santo que aquel.

Anónimo

El Espejo donde me veo


Un campesino  se fue a la ciudad para vender su cosecha y su mujer le pidió que no se olvidase de traerle un peine.

Después de vender su arroz en la ciudad, el campesino se reunió con unos compañeros, y bebieron y lo celebraron largamente. 

Después, un poco confuso, en el momento de regresar, se acordó de que su mujer le había pedido algo, pero ¿qué era? No lo podía recordar. 

Entonces compró en una tienda para mujeres lo primero que le llamó la atención: un espejo. Y regresó al pueblo.

Entregó el regalo a su mujer y se marchó a trabajar sus campos. 

La mujer se miró en el espejo y comenzó a llorar desconsoladamente. La madre le preguntó la razón de aquellas lágrimas.

La mujer le dio el espejo y le dijo:

-Mi marido ha traído a otra mujer, joven y hermosa.

La madre cogió el espejo, lo miró y le dijo a su hija:

-No tienes de qué preocuparte, es una anciana.



Anónimo

El Espejo

Había una vez un anciano que pasaba los días sentado junto a un pozo de agua a la entrada de un pueblo.

Un día, un joven se le acercó y le preguntó:
-Yo nunca anduve por estos lugares. ¿Cómo son sus habitantes?

El anciano le respondió con otra pregunta:
-¿Cómo son los de la ciudad de la que vienes?

-Egoístas y malvados. Por eso me siento contento de haber salido de allí -le dijo el muchacho.
-Así también son los habitantes de esta ciudad -respondió el anciano.

Tiempo después, se le acercó otro joven y le hizo la misma pregunta:

-Acabo de llegar a este lugar, ¿Cómo son sus habitantes?

El anciano, nuevamente contestó:
-¿Cómo son los de la ciudad de donde vienes?

-Son buenos, generosos, hospitalarios, honestos y trabajadores. Allí tengo tantos amigos que me ha costado mucho irme –afirmó el muchacho.

-También los habitantes de esta ciudad son así -contestó el anciano.

En cuanto el joven se alejó, un hombre que había llevado a sus animales a tomar agua al pozo y que había escuchado ambas conversaciones, le preguntó: 
¿Cómo puedes dar dos respuestas completamente diferentes ante la misma requisitoria?

Verás -le respondió-, cada uno lleva el universo en su corazón. 
Quien no ha encontrado nada bueno en su pasado, tampoco lo encontrará aquí. En cambio, aquel que tenía amigos en su ciudad, también los encontrará aquí. Porque las personas son las que encuentran en si mismas, encuentran siempre lo que esperan encontrar.

Anónimo


domingo, 26 de abril de 2015

El Jengibre - Sus beneficios


El Jengibre es una raíz llamada también kion, es de origen oriental se cultiva principalmente en China. Es muy reconocida en la medicina tradicional china por sus propiedades medicinales, así como también es reconocida en el uso culinario gracias a su sabor picante y aromático.
El Jengibre posee un alto contenido en fibra y en aminoácidos como la valina y la leucina (con importantes propiedades cicatrizantes) o la arginina, que estimula el sistema inmunológico. Así mismo posee un alto contenida en fibra y el gingerol también. 

Para disfrutar de las propiedades medicinales de esta raíz, se sugiere consumirlo a través de infusiones y jugos. A continuación mencionamos los beneficios del Jengibre en la salud:

El Jengibre es un vasodilatador y anticoagulante natural que reduce los riesgos de enfermedades cardiovasculares y mejora el riego sanguíneo, además, contribuye al descenso de los niveles de colesterol por la presencia de ácidos omega-3 en su composición.

Facilita la absorción de los nutrientes de los alimentos, a la vez que es digestivo.

En caso de falta de apetito, un poco de Jengibre fresco antes del almuerzo puede ayudar considerablemente.

Disminuye el dolor de las articulaciones, ya que es anti-inflamatorio y analgésico.

Reduce problemas digestivos como los gases, y diarreas, también minimiza el riesgo de padecer úlceras y gastritis, y disminuye los mareos en especial para las mujeres en embarazo.

Mejora los síntomas asociados a los dolores menstruales ya que posee efectos anti-inflamatorios y calmantes. 

Ayuda con la  congestión que produce la gripe o el dolor de garganta, es reconocido por su uso como expectorante, e incluso se recomienda en procesos de asma. También ayuda a la descongestión nasal, siendo muy recomendado para los casos de sinusitis, ya que reduce la inflamación de los senos paranasales.

Es excelente para relajar el cuerpo logrando dormir como un bebé.

Disminuye las jaquecas y migrañas.

Alivia los síntomas del síndrome de fatiga crónica (SFC).

Se recomienda para los casos de accidentes cardiovasculares y anginas de pecho.

El Jengibre masticado alivia los dolores de Muelas y mejora el mal aliento.


Es un afrodisíaco natural combinado con la canela.

Fuente: La Web




El Cielo y el Infierno


Cierto día, un gran sabio religioso le pidió a Dios que le permitiera ver como era el Cielo y el Infierno para compartir su experiencia con los demás hombres.

El sabio de inmediato se sumergió en sueños y mediante el poder de Dios su alma viajó a los diferentes destinos.

Dios decidió mostrarle primero el infierno. Era una gran mansión, cuya única habitación era un largo e infinito comedor. El comedor era tan amplio como una autopista y al frente de cada comensal estaban servidos los mejores y más variados platillos y manjares existentes.

El sabio observó detenidamente sus caras y notó que estaban enfermos, y que tenían hambre ya que sus cubiertos eran tan largos como remos, y por más que intentaran estirar sus brazos no alcanzaban a alimentarse.

El sabio simplemente observó detenidamente y en silencio. Imaginaba que el cielo sería totalmente diferente.

Después de observar unos segundos más, Dios decidió mostrarle al sabio el Cielo. El sabio comenzó a mover sus manos mientras ascendía en ese lento trance.

Cual sería el asombro de ver la misma mansión, y entrar en ella. La única habitación era un gran comedor con las mismas dimensiones y características del infierno. Estaba servida con los mismos platillos ostentosos… Sabía que algo diferente tenía que ocurrir.

Observó que los comensales, a pesar de tener cucharas tan largas como remos se veían saludables, llenos de vigor y felices.. Él sabio se preguntó a sí mismo: 

¿Pero cómo están tan felices si ellos por si mismos no pueden alimentarse?... 

Ahhhh, es eso... Y observó que cada comensal alimentaba al que estaba en frente.

Anónimo

Un hombre, su caballo y su perro.


Un hombre, su caballo y su perro caminaban por una calle. Después de mucho caminar, el hombre se dio cuenta de que los tres habían muerto en un accidente.

Hay veces que lleva un tiempo para que los muertos se den cuenta de su nueva condición.

La caminata era muy larga, cuesta arriba. El sol era fuerte y los tres estaban empapados en sudor y con mucha sed. Precisaban desesperadamente agua. En una curva del camino, avistaron un portón magnífico, todo de mármol, que conducía a una plaza calzada con bloques de oro, en el centro de la cual había una fuente de donde brotaba agua cristalina. 

El caminante se dirigió al hombre que desde una garita cuidaba de la entrada.

-Buen día -dijo el caminante.
-Buen día -respondió el hombre.
-¿Qué lugar es este, tan lindo? -preguntó el caminante.
-Esto es el cielo -fue la respuesta.
-Qué bueno que llegamos al cielo, estamos con mucha sed -dijo el caminante.
-Usted puede entrar a beber agua a voluntad -dijo el guardián, indicándole la fuente.
-Mi caballo y mi perro también están con sed.
-Lo lamento mucho -le dijo el guarda-. Aquí no se permite la entrada de animales.

El hombre se sintió muy decepcionado porque su sed era grande. Mas él no bebería, dejando a sus amigos con sed. De esta manera, prosiguió su camino. Después de mucho caminar cuesta arriba, con la sed y el cansancio multiplicados, llegaron a un sitio cuya entrada estaba marcada por un portón viejo se-mi abierto. El portón daba a un camino de tierra, con árboles de ambos lados que le hacían sombra. A la sombra de uno de los árboles, un hombre estaba recostado, con la cabeza cubierta por un sombrero; parecía que dormía...

-Buen día -dijo el caminante.
-Buen día -respondió el hombre.
-Estamos con mucha sed, yo, mi caballo y mi perro.
-Hay una fuente en aquellas piedras -dijo el hombre indicando el lugar-. Pueden beber a voluntad.

El hombre, el caballo y el perro fueron hasta la fuente y saciaron su sed.

-Muchas gracias -dijo el caminante al salir.
-Vuelvan cuando quieran -respondió el hombre.
-A propósito -dijo el caminante- ¿cuál es el nombre de este lugar?
-Cielo -respondió el hombre.
-¿Cielo? ¡Mas si el hombre en la guardia de al lado del portón de mármol me dijo que allí era el cielo!
-Aquello no es el cielo, aquello es el infierno.

El caminante quedó perplejo. Dijo:
-Esa información falsa debe causar grandes confusiones.
-De ninguna manera -respondió el hombre-. En verdad ellos nos hacen un gran favor.

Porque allí quedan aquellos que son capaces de abandonar a sus mejores amigos.

Anónimo

miércoles, 22 de abril de 2015

Conoces los nombres...


Durante mi segundo semestre en la escuela de enfermería, nuestro profesor nos dio un examen sorpresa.

Leí rápidamente todas las preguntas, hasta que llegué a la última: “¿Cuál es el nombre de la mujer que limpia la escuela?”

Pensé que seguramente era una broma. Había visto muchas veces a la mujer que limpiaba la escuela. Era alta, cabello oscuro, como de cincuenta años, pero ¿como iba yo a saber su nombre?

Entregué mi examen, dejando la última pregunta en blanco. Antes de que terminara la clase, alguien le preguntó al profesor si la última pregunta contaría para la nota del examen. 
“Absolutamente”, dijo el profesor.

E indicó en sus carreras ustedes conocerán muchas personas, todas son significantes y merecen ser de vuestra atención, aun sólo si ustedes les sonríen y dicen “Hola”.

Yo nunca olvidé esa lección. También aprendí que su nombre era Dora.

….Y usted, ¿sabe el nombre de las personas que le sirven?