lunes, 27 de abril de 2015

El Espejo

Había una vez un anciano que pasaba los días sentado junto a un pozo de agua a la entrada de un pueblo.

Un día, un joven se le acercó y le preguntó:
-Yo nunca anduve por estos lugares. ¿Cómo son sus habitantes?

El anciano le respondió con otra pregunta:
-¿Cómo son los de la ciudad de la que vienes?

-Egoístas y malvados. Por eso me siento contento de haber salido de allí -le dijo el muchacho.
-Así también son los habitantes de esta ciudad -respondió el anciano.

Tiempo después, se le acercó otro joven y le hizo la misma pregunta:

-Acabo de llegar a este lugar, ¿Cómo son sus habitantes?

El anciano, nuevamente contestó:
-¿Cómo son los de la ciudad de donde vienes?

-Son buenos, generosos, hospitalarios, honestos y trabajadores. Allí tengo tantos amigos que me ha costado mucho irme –afirmó el muchacho.

-También los habitantes de esta ciudad son así -contestó el anciano.

En cuanto el joven se alejó, un hombre que había llevado a sus animales a tomar agua al pozo y que había escuchado ambas conversaciones, le preguntó: 
¿Cómo puedes dar dos respuestas completamente diferentes ante la misma requisitoria?

Verás -le respondió-, cada uno lleva el universo en su corazón. 
Quien no ha encontrado nada bueno en su pasado, tampoco lo encontrará aquí. En cambio, aquel que tenía amigos en su ciudad, también los encontrará aquí. Porque las personas son las que encuentran en si mismas, encuentran siempre lo que esperan encontrar.

Anónimo


domingo, 26 de abril de 2015

El Jengibre - Sus beneficios


El Jengibre es una raíz llamada también kion, es de origen oriental se cultiva principalmente en China. Es muy reconocida en la medicina tradicional china por sus propiedades medicinales, así como también es reconocida en el uso culinario gracias a su sabor picante y aromático.
El Jengibre posee un alto contenido en fibra y en aminoácidos como la valina y la leucina (con importantes propiedades cicatrizantes) o la arginina, que estimula el sistema inmunológico. Así mismo posee un alto contenida en fibra y el gingerol también. 

Para disfrutar de las propiedades medicinales de esta raíz, se sugiere consumirlo a través de infusiones y jugos. A continuación mencionamos los beneficios del Jengibre en la salud:

El Jengibre es un vasodilatador y anticoagulante natural que reduce los riesgos de enfermedades cardiovasculares y mejora el riego sanguíneo, además, contribuye al descenso de los niveles de colesterol por la presencia de ácidos omega-3 en su composición.

Facilita la absorción de los nutrientes de los alimentos, a la vez que es digestivo.

En caso de falta de apetito, un poco de Jengibre fresco antes del almuerzo puede ayudar considerablemente.

Disminuye el dolor de las articulaciones, ya que es anti-inflamatorio y analgésico.

Reduce problemas digestivos como los gases, y diarreas, también minimiza el riesgo de padecer úlceras y gastritis, y disminuye los mareos en especial para las mujeres en embarazo.

Mejora los síntomas asociados a los dolores menstruales ya que posee efectos anti-inflamatorios y calmantes. 

Ayuda con la  congestión que produce la gripe o el dolor de garganta, es reconocido por su uso como expectorante, e incluso se recomienda en procesos de asma. También ayuda a la descongestión nasal, siendo muy recomendado para los casos de sinusitis, ya que reduce la inflamación de los senos paranasales.

Es excelente para relajar el cuerpo logrando dormir como un bebé.

Disminuye las jaquecas y migrañas.

Alivia los síntomas del síndrome de fatiga crónica (SFC).

Se recomienda para los casos de accidentes cardiovasculares y anginas de pecho.

El Jengibre masticado alivia los dolores de Muelas y mejora el mal aliento.


Es un afrodisíaco natural combinado con la canela.

Fuente: La Web




El Cielo y el Infierno


Cierto día, un gran sabio religioso le pidió a Dios que le permitiera ver como era el Cielo y el Infierno para compartir su experiencia con los demás hombres.

El sabio de inmediato se sumergió en sueños y mediante el poder de Dios su alma viajó a los diferentes destinos.

Dios decidió mostrarle primero el infierno. Era una gran mansión, cuya única habitación era un largo e infinito comedor. El comedor era tan amplio como una autopista y al frente de cada comensal estaban servidos los mejores y más variados platillos y manjares existentes.

El sabio observó detenidamente sus caras y notó que estaban enfermos, y que tenían hambre ya que sus cubiertos eran tan largos como remos, y por más que intentaran estirar sus brazos no alcanzaban a alimentarse.

El sabio simplemente observó detenidamente y en silencio. Imaginaba que el cielo sería totalmente diferente.

Después de observar unos segundos más, Dios decidió mostrarle al sabio el Cielo. El sabio comenzó a mover sus manos mientras ascendía en ese lento trance.

Cual sería el asombro de ver la misma mansión, y entrar en ella. La única habitación era un gran comedor con las mismas dimensiones y características del infierno. Estaba servida con los mismos platillos ostentosos… Sabía que algo diferente tenía que ocurrir.

Observó que los comensales, a pesar de tener cucharas tan largas como remos se veían saludables, llenos de vigor y felices.. Él sabio se preguntó a sí mismo: 

¿Pero cómo están tan felices si ellos por si mismos no pueden alimentarse?... 

Ahhhh, es eso... Y observó que cada comensal alimentaba al que estaba en frente.

Anónimo

Un hombre, su caballo y su perro.


Un hombre, su caballo y su perro caminaban por una calle. Después de mucho caminar, el hombre se dio cuenta de que los tres habían muerto en un accidente.

Hay veces que lleva un tiempo para que los muertos se den cuenta de su nueva condición.

La caminata era muy larga, cuesta arriba. El sol era fuerte y los tres estaban empapados en sudor y con mucha sed. Precisaban desesperadamente agua. En una curva del camino, avistaron un portón magnífico, todo de mármol, que conducía a una plaza calzada con bloques de oro, en el centro de la cual había una fuente de donde brotaba agua cristalina. 

El caminante se dirigió al hombre que desde una garita cuidaba de la entrada.

-Buen día -dijo el caminante.
-Buen día -respondió el hombre.
-¿Qué lugar es este, tan lindo? -preguntó el caminante.
-Esto es el cielo -fue la respuesta.
-Qué bueno que llegamos al cielo, estamos con mucha sed -dijo el caminante.
-Usted puede entrar a beber agua a voluntad -dijo el guardián, indicándole la fuente.
-Mi caballo y mi perro también están con sed.
-Lo lamento mucho -le dijo el guarda-. Aquí no se permite la entrada de animales.

El hombre se sintió muy decepcionado porque su sed era grande. Mas él no bebería, dejando a sus amigos con sed. De esta manera, prosiguió su camino. Después de mucho caminar cuesta arriba, con la sed y el cansancio multiplicados, llegaron a un sitio cuya entrada estaba marcada por un portón viejo se-mi abierto. El portón daba a un camino de tierra, con árboles de ambos lados que le hacían sombra. A la sombra de uno de los árboles, un hombre estaba recostado, con la cabeza cubierta por un sombrero; parecía que dormía...

-Buen día -dijo el caminante.
-Buen día -respondió el hombre.
-Estamos con mucha sed, yo, mi caballo y mi perro.
-Hay una fuente en aquellas piedras -dijo el hombre indicando el lugar-. Pueden beber a voluntad.

El hombre, el caballo y el perro fueron hasta la fuente y saciaron su sed.

-Muchas gracias -dijo el caminante al salir.
-Vuelvan cuando quieran -respondió el hombre.
-A propósito -dijo el caminante- ¿cuál es el nombre de este lugar?
-Cielo -respondió el hombre.
-¿Cielo? ¡Mas si el hombre en la guardia de al lado del portón de mármol me dijo que allí era el cielo!
-Aquello no es el cielo, aquello es el infierno.

El caminante quedó perplejo. Dijo:
-Esa información falsa debe causar grandes confusiones.
-De ninguna manera -respondió el hombre-. En verdad ellos nos hacen un gran favor.

Porque allí quedan aquellos que son capaces de abandonar a sus mejores amigos.

Anónimo

miércoles, 22 de abril de 2015

Conoces los nombres...


Durante mi segundo semestre en la escuela de enfermería, nuestro profesor nos dio un examen sorpresa.

Leí rápidamente todas las preguntas, hasta que llegué a la última: “¿Cuál es el nombre de la mujer que limpia la escuela?”

Pensé que seguramente era una broma. Había visto muchas veces a la mujer que limpiaba la escuela. Era alta, cabello oscuro, como de cincuenta años, pero ¿como iba yo a saber su nombre?

Entregué mi examen, dejando la última pregunta en blanco. Antes de que terminara la clase, alguien le preguntó al profesor si la última pregunta contaría para la nota del examen. 
“Absolutamente”, dijo el profesor.

E indicó en sus carreras ustedes conocerán muchas personas, todas son significantes y merecen ser de vuestra atención, aun sólo si ustedes les sonríen y dicen “Hola”.

Yo nunca olvidé esa lección. También aprendí que su nombre era Dora.

….Y usted, ¿sabe el nombre de las personas que le sirven?

martes, 21 de abril de 2015

¿Contra quién luchamos?


Se cuenta lo que un anciano anacoreta o ermitaño  se refugió en la soledad de la montaña para dedicarse a la oración y a la penitencia.

Este ermitaño se quejaba muchas veces que tenía demasiado que hacer.

La gente le preguntó cómo era eso de que en la soledad y en la montaña tuviera tanto trabajo. 

Les contestó:

"Tengo que domar a dos halcones, entrenar a dos águilas, mantener quietos a dos conejos, vigilar una serpiente, cargar un asno y someter a un león".

“No vemos ningún animal cerca de la cueva donde vives.”

“¿Dónde están todos estos animales?”

Entonces el ermitaño dio una explicación que todos comprendieron:

“Porque estos animales los tienen todos los hombres, ustedes también.”

Los dos halcones, se lanzan sobre todo lo que se les presenta, bueno y malo. Tengo que domarlos para que sólo se lancen sobre una presa buena; son mis ojos.

Las dos águilas con sus garras hieren y destrozan. Tengo que entrenarlas para que sólo se pongan al servicio y ayuden sin herir; son mis dos manos.

Y los conejos quieren ir adonde les plazca, huir de los demás y esquivar las cosas difíciles. Tengo que enseñarles a estar quietos aunque haya un sufrimiento, un problema o cualquier cosa que no me guste; son mis dos pies.

Lo más difícil es vigilar la serpiente aunque se encuentra encerrada en una jaula de 32 varillas. Siempre está lista para morder y envenenar a los que la rodean apenas se abre la jaula. Si no la vigilo de cerca hace daño; es mi lengua.

El burro es muy obstinado, no quiere cumplir con su deber. Pretende estar cansado y no quiere llevar su carga de cada día; es mi cuerpo.

Finalmente necesito domar al león que quiere ser el rey, quiere ser siempre el primero, es vanidoso y orgulloso; es mi corazón.

Anónimo

Tú eres el resultado de ti mismo

No culpes a nadie, nunca te quejes de nada ni de nadie, porque fundamentalmente Tú, has hecho tu vida. 

Acepta la responsabilidad de edificarte a ti mismo, el valor de acusarte en el fracaso para volver a empezar, corrigiéndote.


Nunca te quejes del ambiente o de quienes te rodean, hay quienes en tu mismo ambiente supieron vencer, las circunstancias son buenas o malas según la voluntad o fortaleza de tu corazón.

Aprende a convertir toda situación difícil en un arma para luchar.

No te quejes de tu pobreza, de tu soledad o de tu suerte, enfréntate con valor y acepta que de una u otra manera son el resultado de tus actos y la prueba que has de ganar.

No te amargues de tu propio fracaso, ni se lo cargues a otro, acéptate ahora o seguirás justificándote como niño.

Recuerda que cualquier momento es bueno para comenzar, y que ninguno es tan terrible para claudicar.

Deja ya de engañarte, eres la causa de ti mismo, de tu necesidad, de tu dolor, de tu fracaso.

Si tú has sido el ignorante, el irresponsable eres Tú. Únicamente Tú, nadie más pudo haber sido.

No olvides que la causa de tu presente es tu pasado, como la causa de tu futuro es tu presente.

Aprende de los fuertes, de los audaces. Imita a los enérgicos, a los vencedores, a quienes no aceptan situaciones, a quienes vencieron a pesar de todo.

Piensa menos en tus problemas y más en tu trabajo, tus problemas, sin alimento, morirán.

Aprende a nacer desde el dolor y a ser más grande, que es el más grande de los obstáculos.

Mírate en el espejo de ti mismo.

Comienza a ser sincero contigo mismo. Reconociéndote por tu valor, por tu voluntad y por tu debilidad para justificarte.

Recuerda que dentro de ti hay una fuerza que todo puede hacerlo, reconociéndote a ti mismo, más libre y fuerte, dejarás de ser un títere de las circunstancias, porque Tú mismo eres tu destino.

Levántate y respira la luz del amanecer. Tú eres la parte de la fuerza de la vida.

Ahora despierta, camina, lucha.

Decídete y triunfarás en la vida. 
Nunca pienses en la suerte, porque la suerte es el pretexto de los fracasados.


Fuente: Extrato del Poema de Pablo Neruda

Feliz Día, Paz y Amor.