miércoles, 4 de marzo de 2015

¿Qué podemos hacer para combatir el estrés, la ansiedad y la depresión?







Aunque muchos no lo crean, nuestro cuerpo tiene recursos propios y completamente naturales para combatir a estos enemigos. 

Un valioso recurso contra la preocupación es llevar la atención a la respiración abdominal, que tiene por sí sola la capacidad de producir cambios en el cerebro. Favorece la secreción de hormonas como la serotonina y endorfinas, y a la vez puede mejorar y equilibrar la comunicación entre los dos hemisferios. Un excelente y completa guía la podemos encontrar en el Programa de Meditación y Respiración Eiriu Eolas.

Lo primero es cambiar nuestro foco de atención que se ha centrado en los pensamientos que nos están alterando, provocando desánimo, ira o preocupación, y que hacen que nuestras decisiones partan desde un punto de vista inadecuado. Es más sano e inteligente llevar el foco de atención a la respiración, que tiene la capacidad de calmar nuestro estado mental. 

Luego ir incorporando cambios en la alimentación, prefiriendo aquellos alimentos que favorecen el restablecimiento y aumentan la resistencia y defensas inmunológicas, y eliminando de nuestra dieta aquellos que favorecen la aparición de tóxinas y alergias como algunos carbohidratos, especialmente nuestro principal enemigo, el azúcar que acidifica la sangre, entre otros. Prestar atención especial a las micotóxinas de los alimentos y las levaduras saprofitas como la Candida Albicans (Candidiasis) que normalmente se encuentra en la cavidad oral, en el tracto gastrointestinal y en los genitales. 

Para cambiar de hábitos debemos poner atención a nuestros pensamientos
Siempre encontraremos razones para justificar nuestro mal humor, estrés o tristeza, y esa es una línea determinada de pensamiento. Pero cuando nos basamos en cómo queremos vivir, por ejemplo sin tristeza, aparece otra línea. Son más importantes el qué y el por qué que el cómo. 

Santiago Ramón y Cajal, premio Nobel de Medicina en 1906 dijo: "Todo ser humano, si se lo propone, puede ser escultor de su propio cerebro".

La palabra es una forma de energía vital y no estamos hablando de retórica ni tampoco de terapias alternativas de tipo místico. En algunos estudios se ha podido fotografiar con tomografía de emisión de positrones cómo las personas que decidieron hablarse a sí mismas de una manera más positiva, específicamente personas con trastornos psiquiátricos, consiguieron remodelar físicamente su estructura cerebral, precisamente los circuitos que les generaban estas mismas enfermedades.

Por ejemplo, las palabras por sí solas activan los núcleos amigdalinos. Pueden activar los núcleos del miedo que transforman las hormonas y los procesos mentales. Científicos de Harward han demostrado que cuando la persona consigue reducir esa cacofonía interior y entrar en el silencio, las migrañas y el dolor coronario pueden reducirse un 80%. Nuestra percepción va más allá de la razón.

Para aquellos que les cuesta creer, porque piensan que lo han intentado todo, los incentivamos a hacer la prueba. Busquen información, comparen, analicen y saquen sus propias conclusiones. Aquí estamos hablando de ciencia y no de técnicas de éxtasis, ni seudovisiones místicas. Cada vez hay más datos de la neurociencia que apuntan hacia la importancia del Conocimiento y el Nivel de Conciencia.

La resistencia de nuestras creencias obstaculizan nuestros cambios.

El miedo surge en nuestras creencias y experiencias que hemos registrado como peligrosas o poco seguras. El miedo nos impide salir de la zona de confort; tendemos a la seguridad de lo conocido, y esa actitud nos impide realizarnos. No veremos cambios en nuestra vida si continuamos haciendo lo mismo y permaneciendo en la zona de confort.

La mayor parte de nuestros actos y comportamientos en la vida se rigen por la información albergada en nuestro inconsciente. Reaccionamos según los automatismos que hemos ido incorporando. Pensamos que la espontaneidad es un valor; pero para que seamos espontáneos primero debemos prepararnos, integrar la experiencia como conocimiento. 

Podemos cambiar los hábitos de pensamiento y entrenar nuestra mente y cuerpo. La coherencia es vital en este proceso. Aprender del poder y la fuerza que proviene de la integridad honrando tu propia palabra. Cuando decimos "voy a hacer esto" y no lo hacemos alteramos físicamente nuestro cerebro. Tu mayor potencial reside en tu propia Conciencia.


Fuentes de Referencias:
Rod K. Dishman, PhD; Mark Sothmann, PhD; American Psychological Association (APA). "Hacer ejercicio alimenta los atenuadores de estrés del cerebro".
Elena Sanz, Revista Muy Interesante. "Dormir poco, causa de estrés y debilidad inmunológica", publicado en Vanguardia.com.mx. 

HealthDay, "Hallan cómo el estrés activa al sistema inmunitario" publicado en Univisión Salud.

Feliz día, paz y amor.

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