jueves, 16 de abril de 2015

El Viajero


Hubo una vez un viajero cuyo destino era llegar a la Tierra del Sol.

Emprendió el viaje pero era largo el camino. Tan largo era que a veces se aburría.

Pensó que para hacer más entretenido su viaje podría detenerse de tanto en tanto en los quioscos y en los pueblos que quedaban en el camino.

Cada vez se quedaba más tiempo en los poblados y cada vez fue menos tiempo el que usaba en recorrer la ruta hacia su destino.

Un buen día, tanto se entretuvo en uno de esos poblados que simplemente olvidó que estaba en un viaje hacia la Tierra del Sol y se olvidó de su destino.

Pasó el tiempo y una sequía asoló el pueblo y todas las diversiones del viajero desaparecieron. Recordó entonces cuál era su destino.

Se enfureció con el pueblo que lo había desviado de su viaje y permaneció allí llorando y rezongando de cómo lo habían engañado.

Al verlo, otro viajero que pasaba por allí se compadeció de él y le dijo:


Antes reías por las diversiones del pueblo, ahora lloras por el engaño del pueblo, lo uno y lo otro te tienen detenido. 
Perdónate a ti mismo, ríe y comienza a caminar nuevamente hacia la Tierra del Sol. 
¿Cómo quieres que te encuentre la amiga Muerte? 
¿Rezongando por tu mala suerte o caminado hacia tu destino?"

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