Emprendió el viaje pero
era largo el camino. Tan largo era que a veces se aburría.
Pensó que para hacer más
entretenido su viaje podría detenerse de tanto en tanto en los quioscos y en
los pueblos que quedaban en el camino.
Cada vez se quedaba más
tiempo en los poblados y cada vez fue menos tiempo el que usaba en recorrer la
ruta hacia su destino.
Un buen día, tanto se
entretuvo en uno de esos poblados que simplemente olvidó que estaba en un viaje
hacia la Tierra del Sol y se olvidó de su destino.
Pasó el tiempo y una
sequía asoló el pueblo y todas las diversiones del viajero desaparecieron.
Recordó entonces cuál era su destino.
Se enfureció con el
pueblo que lo había desviado de su viaje y permaneció allí llorando y
rezongando de cómo lo habían engañado.
Al verlo, otro viajero
que pasaba por allí se compadeció de él y le dijo:
Antes reías por las diversiones del
pueblo, ahora lloras por el engaño del pueblo, lo uno y lo otro te tienen
detenido.
Perdónate a ti mismo, ríe y comienza a caminar nuevamente hacia la
Tierra del Sol.
¿Cómo quieres que te encuentre la amiga Muerte?
¿Rezongando por
tu mala suerte o caminado hacia tu destino?"
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